Home Nuestra Palabra Prisciliano Gutiérrez LOS FANTASMAS DE SCROOGE Y EL GRINCH.

LOS FANTASMAS DE SCROOGE Y EL GRINCH.

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“Entre violencia y confraternidad

Muy puntual llegará la Nochebuena

Y un instante después la Navidad”.

PGH.

 

 

En diciembre de 1843, el británico, Charles Dickens escribió su, hasta la fecha célebre,Cuento de Navidad, novela corta cuyo protagonista es el anciano Scrooge quien, enfermo de avaricia y amargura, estalla en ira, cada vez que alguien habla de los más altos valores de tradición y unidad familiares en su tiempo, especialmente la Navidad. Ante tal escenario, unos bondadosos fantasmas, en sueños, secuestran al espíritu de Scrooge y lo llevan a presenciar diferentes escenas dentro de la inequitativa sociedad en que actúa. En el viaje observó cuadros de miseria, dolor, envidia y otras pasiones que ensucian y atormentan el alma de algunos seres humanos quienes, a decir del autor, no merecen odio, sino afecto, para nutrir sus miserables existencias. El anciano, conmovido, al despertar es otro. La ternura y la solidaridad redimena su alma que reencuentra la bondad perdida, precisamente en una noche de Navidad. Dickens logró, en su época, revivir el decadente mensaje navideño,sobre todo en el Reino Unido y en Alemania. Volvieron los Villancicos y los simbólicos arbolitos adornados con esferas.

 

Muchos años después, en 1957, bajo el seudónimo Dr. Seuss, Ted Geisel creó al Grinch (derivación de la palabra grouche, gruñón en inglés), personaje de ficción que protagonizó la historia: “Cómo el Grinch robó la Navidad” a la cual siguieron otras, también en el teatro y en el cine con el mismo tema. El Grinch se convirtió en el enemigo por antonomasia de la Navidad.

 

Según analistas y críticos literarios, los dos creadores, aunque distan entre sí, más de un siglo, comparten su protesta ante la transformación que diariamente sufre esta celebración en el mundo occidental. El nacimiento de Cristo quien, se supone, la personificación del más pobre entre los pobres, el hijo de un Dios redentor, que con todo su poder, eligió por cuna un pesebre, antes de que tres jóvenes reyes de Oriente (en los libros no consta su calidad de magos), convencidos de que era el Mesías, llegaran guiados por la estrella de Belén(fenómeno sin registro astronómico) para ofrendaral recién nacido los símbolos del poder mundano y espiritual: oro, incienso y mirra.

 

La mercadotecnia, en nuestro espacio global, hace que las personas comunes y corrientes, seamos presas ideológicas de los medios masivos de comunicación, cuya consigna se repite a cada momento: ¡compra, compra, compra…! ¡regala, obsequia, sé generoso! Mientras más caros sean tuspresentes, mejor mostrarás tu amor o tu amistad. Éste parece ser el mensaje de fin de año, envuelto en abrazos, sonrisas y buenos deseos (obviamente, no siempre sinceros).

 

Aunque mi innata negación para la fe y el dogma, desde muy temprana edad se manifestó, aún recuerdo los rústicos cánticos para “pedir posada” que en las humildes chozas de mi pueblo se entonaban entre sorbos de atole y café, con bocadillos de galletas de animalitos. Lo importante era convivir en torno al “Niño Dios” de porcelana, adorado y besuqueado antes de ponerlo en su urna o altar para vestirlo y comer en su honor deliciosas roscas el seis de enero, pretexto también, para compadrazgos y organizar las tamalizas del día de la Candelaria.

 

Las Noches Buenas eran anual pretexto para reuniones familiares en torno a los patriarcas: cantos, brindis alusivos (en ocasiones hasta el exceso).La mayoría de ellos ya se fueron; ahora “los viejos” somos nosotros y las nuevas generaciones tienen sus propias convicciones e intereses, a pesar de los esfuerzos que realizan los mayores porque no se terminen los últimos vestigios de un ayer vestido de nostalgia. Aún así,el agresivo Grinch parece ganar la batalla a la redención de Scrooge.

 

Los argumentos para fundamentar el pesimismo siguen vigentes: ¿En dónde está la presencia divina, para los que no tienen familia, para los hogares sumidos en el desempleo y en la creciente pobreza? ¿Qué celebran los jóvenes que con sendos títulos universitarios en las manos carecen de una oportunidad de empleo? Los verdaderos ateos, por conocimiento y convicción… ¿No llegará el momento en que renieguen de su racionalidad e inteligencia? ¿Los millones de seres humanos que habitan el mundo no cristiano, están condenados a vagar en el limbo dantesco de su circunstancia? (En la Divina Comedia, Dante no permite la entrada al paraíso a aquellos personajes que por no coincidir en el tiempo y/o en el espacio, no conocen a Cristo. Tampoco los condena al infierno) ¿No es cierto que los afortunados que gozan de un empleo formal, esperan con mejores expectativas la recepción del aguinaldo y las vacaciones, que la adoración del Niño Dios? ¿Habrá conciencia en quienes tienen motivos para celebrar, que el índice de suicidios se dispara en estas fechas, aún en el interior de las cárceles? ¿Cuál será el sentimiento navideño del pueblo francés y otros que sufren el dolor por la muerte de sus seres queridos y viven bajo la amenaza del terrorismo y la violencia?

 

Fatalmente ajenas, como partes de una circunstancia que no se puede modificara voluntad la Noche Buena, la Navidad, el Año Nuevo y todas las demás celebraciones, mexicanamente llamadas “puente Lupe Reyes”, llegarán, con sus vivencias de amor y de dolor.

 

No hay unos fantasmas como los de Sroogeque ayuden a los gruñones a percibir un mundo de bondad, ni un Grinch que pueda robarse la Navidad.

 

Noviembre, 2015.