OPINIÓN
Para una persona con poco conocimiento o ética (que es más o menos lo mismo), y por lo tanto carente de cualquier formación académica de calidad), resulta muy fácil hacerse el idiota y decirle a sus colegas que lo imiten… desde hablar mal (¿a propósito?) hasta vestirse de manera ridícula para ganar mayor simpatía frente al electorado.
Parece que para algunas personas los derechos civiles en este país no existen; palabras como “ahorita viene la escolta de mi esposo; cuidado porque es Senador”; “es amigo del precandidato de tal partido…”, debilitan a las instituciones que tanto han costado al pueblo de México. Estos personajes públicos, en realidad son una bola de ignorantes que no conocen la Constitución ni los derechos primarios del ciudadano.
Su principal objetivo es burlarse de la ignorancia de la gente, aun cuando ellos también son analfabetas (¿o se dice analfabetos?). Los ejemplos reales provocan la vergüenza internacional y explican por qué este país “está como está” y “es como es”: corrupto, ignorante, irrespetuoso, nacionalista (in extremis) y sobre todo desagradecido.
“La plebe” como vulgarmente se dice, está compuesta por personas manipuladas por sus élites, como lo aclara la gran obra creada por el magnífico jesuita del siglo XVI B.G., que poco saben de lo que se trata cuando se habla del verdadero poder global. A este tipo de personajes los podemos encontrar en las escuelas (¿universidades?), iglesias (¿templos?) y en el ejército (¿cuarteles?) principalmente; se dedican a manchar la imagen del país plagiando (¿robando?), malinterpretando (¿traduciendo mal?) o distorsionando textos internacionales inspirados por los más altos valores que en toda la humanidad se han detectado, escritos por verdaderos expertos de diferentes países y al mismo tiempo que sirven para impulsar a la humanidad al progreso espiritual, y a sensibilizar los corazones que una y otra vez han intentado generar graves conflictos.
Estos actores políticos amedrentan a la población civil de manera penetrante detrás del fuero que su grupo parlamentario ostenta, pero no comprenden ni su existencia ni su nacimiento; pretenden manejar sus ambiciones políticas hasta llegar a lo que hasta hace poco consiguen: vivir bajo un nulo Estado de Derecho, o en otras palabras, a que México sea catalogado por la comunidad internacional como Estado fallido.
Para una persona con poco conocimiento o ética (que es más o menos lo mismo), y por lo tanto carente de cualquier formación académica de calidad), resulta muy fácil hacerse el idiota y decirle a sus colegas que lo imiten… desde hablar mal (¿a propósito?) hasta vestirse de manera ridícula para ganar mayor simpatía frente al electorado. Esto a un precio tan alto que desdibujan la razón, las buenas costumbres y las ganas de superarse del pueblo al que pertenecen; de esta manera joden principalmente a las clases bajas, las que siempre pagan lo que no ven, o sea, los buenos ejemplos y los altos valores. Es por esto que invito al electorado a meditar su voto y a medir las capacidades de los aspirantes a la Silla Presidencial y a los diversos cargos de elección en este país y no solo a ver su falsa imagen popular (¿populista?).
• Editado para el Periódico Plaza Juárez por Alan Gutiérrez Rivera (freelancer independiente). Comentarios al tuiter: @alangutriv