LA GENTE CUENTO
La canícula está en todo su esplendor, el sol cae a plomo indiscriminadamente, pero eso no es impedimento para que la ciudad fuera testigo de una tarde desquiciante, con marchas y manifestaciones, combinándose con un embotellamiento en el primer cuadro, lo cual se vuelve prácticamente intransitable.
En búsqueda de un transporte que me ayude a llegar lo más pronto posible al trabajo me encuentro con un taxi pequeño, al que le hago la parada. En cuanto entro al auto de alquiler, un chofer con apariencia juvenil y los modos de actuar como Emmanuel me da las buenas tardes, y a la vez, imitando la voz del cantante, canta fragmentos de Toda la vida.
-¿A dónde lo llevo, joven?
-A las afueras, mi señor. Cerca del cuartel de la policía municipal, por favor.
Arranca. En ese momento en la radio suena It must have been love, lo que hace que suba el volumen a un nivel aceptable, y de paso comience a tararearla. Se veía muy alegre, eso no cabe duda.
-Oiga, ¿y de casualidad no sabe por qué tanto alboroto en el centro? –pregunta el chofer un poco inquieto.
-Vaya, por todo, y a la vez por nada –respondí con un resoplo-. Los que acaban de ganar las elecciones andan bien enojados porque días antes les echaron a los policías, según por invadir una sesión del Congreso. Se armó la campal.
El Emmanuel provinciano trataba de imaginar la dimensión de la problemática. Siguió inquiriendo.
-¿Y ahora qué es lo que reclaman, si ya ganaron?
-Pues, la verdad creo que andan reclamando por una serie de modificaciones que hicieron hace unos días. Piensan que sus funciones se verán afectadas ahora que tomen posesión, pero la verdad es pan con lo mismo. Ya no sé si creerles.
El rostro del conductor adquiere un gesto de desaprobación. Asume la pose de que “la política está muy quemada”.
-La verdad, yo tampoco, joven. Ya no importa si son de derecha o de izquierda, parecen que no existe una verdadera oposición. Más bien son muy “Contreras”.
Reímos, más que por el chiste, por la definición más certera. La radio toca Crazy for you y el viaje se vuelve más placentero.