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Los cinco grandes errores de Obama en Siria

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Guerra en Siria

  • Sus indecisiones han impedido siempre la intervención militar o la apertura de conversaciones de paz con todos los protagonistas

John McCain, excandidato presidencial republicano, definió hace días de forma contundente el dilema antimilitarista de Obama en Siria: «Esta Administración ha creado la confusión entre nuestros amigos, ha animado a nuestros enemigos, ha confundido un exceso de precaución con la prudencia, y ha sustituido los riesgos de la acción con los peligros de la inacción».

Estas son algunas de las decisiones más desconcertantes del presidente de EU desde el comienzo de la guerra civil en Siria hace más de cuatro años:

1 Amagar el golpe contra Assad y envainar

En 2013, dos años después del inicio del conflicto, Obama anunció que el régimen de Damasco había traspasado una de las «líneas rojas» en el conflicto. En vez de pasar a la acción mediante un decreto presidencial, como estaba en su mano, Obama decidió que el ataque aéreo contra Damasco fuese aprobado por voto en el Congreso, adverso a los demócratas.

2 Admitir en público sus dudas y perplejidades

En agosto de 2014, Barack Obama desconcertó a la prensa mundial al afirmar que la Casa Blanca «aún no tenía una estrategia» para la guerra en Siria.

3 Formar una «contra» inexistente

En el verano de 2014, Obama anunció su respaldo a la formación de una «oposición rebelde moderada» (no yihadista). Hace días, el jefe del Ejército norteamericano en Oriente Próximo afirmó en el Senado de EU que el plan había sido un fracaso.

4 Una coalición anti-Assad de muchos y de ninguno

En septiembre de 2014, Obama anunció la puesta en marcha de una alianza militar con países árabes para bombardear posiciones del movimiento yihadista Estado Islámico en Siria. No sirvió para frenar el avance yihadista.

5 Entrar al juego de Vladimir Putin

Rusia informó hace dos semanas a la Casa Blanca de su disposición a unirse «por su cuenta» a los bombardeos contra Estado Islámico, como lo ha hecho Francia. Washington se mostró en un primer momento satisfecho. La breve luna de miel ruso-norteamericana se desvaneció cuando Moscú empezó a bombardear bases rebeldes no yihadistas, apoyadas por Washington.