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Los chilaquiles cada vez más picosos… y los totopos se pueden poner de a peso

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Pues al paso galopante que lleva el precio de la tortilla, los mexicanos (de la clase media para abajo) TERMINAREMOS COMIENDO PURO CHILE, desde luego, me refiero que para sustituir en el delicioso platillo popular de los chilaquiles la ausencia de los rechonchos totopos de maíz usados en su elaboración, se tendrá que poner en el guiso más chile que el acostumbrado, y ya ni siquiera nos hagamos la ilusión de aderezarlo con un huevo revuelto para que apriete el sabor, pues si la sabiduría de la abuela (la de mis hijos) no nos falla, entonces estaremos hablando muy pronto de una alza al precio del producto del ave de corral domesticada, argumentando que a las gallinas las alimentan con maíz.

 

Como decía Rius: “la panza es primero” y en este momento esa es la parte anatómica que más nos está doliendo, sea por la escasez de alimento, sea por el disgusto que nos ocasiona el ver cada día la insensible alza de precios; el darnos cuenta que el escasísimo poder adquisitivo cada día se  hace más insostenible, tan insostenible como la tolerancia que la ciudadanía suele tener ante las adversidades; el hilo se puede romper por lo más delgado.

 

No olvidemos que un padre de familia común y corriente en su vida cotidiana puede sobrellevar muchas cosas, puede aguantar el mal humor de su jefe, puede soportar la arrogancia de la persona que lo atiende detrás de un mostrador en alguna oficina de gobierno, puede resistir con valor las carreras que juegan los microbuseros en su diario trayecto al trabajo, y en el colmo del estoicismo, puede inclusive digerir las promesas de agua que CAASIM ha incumplido, pero lo que no puede soportar y es muy en serio, es que sus hijos le pidan para comer y lo que gana para ello no le alcance para maldita la cosa.

 

Y es en ese preciso momento en donde puede cambiar la sui generis forma de vivir de los mexicanos, en donde de todo hacemos un chiste, en donde de cualquier cosa le buscamos el lado amable, pero cuando falta el alimento, puede salir a flote lo más negativo de las personas y es ahí en donde está el riesgo de darnos circo pero quitarnos el pan; ojalá y no alguien vaya a salir como María Antonieta, esposa de Luis XVI, quien con la actitud frívola e insensible de los que todo lo tienen, al enterarse de la ira del pueblo francés y saber que esta era por no tener pan para comer, su respuesta fue: si no quieren comer pan, entonces que coman pasteles.

 

El horno no está para bollos, y las medidas a adoptar deben ser de inmediato para evitar la especulación de los hambreadores que pretender enriquecerse a costa de las necesidades del pueblo; pero no es con declaraciones oficiales ni con manifestaciones callejeras el cómo se va a resolver el problema, mucho menos con las absurdas “genialidades” de nuestros Diputados Federales y Senadores que con sus ocurrencias de seguir petrolizando nuestra economía y perdonando impuestos a los grandes consorcios como los refresqueros el cómo se va a mejorar la situación en la que nos encontramos.

 

Ya no nos chupamos el dedo, pues sabemos que el problema no se encuentra en el expendio de tortillas de la esquina, o en los productores informales como algunos industriales de masa lo pretenden hacer creer, ¿qué tanta competencia puede representar la señora del canasto que vende sus tortillas en el tianguis?, el problema está en los monopolios y es ahí en donde se debe de sancionar.

 

La medida inmediata de importar maíz es buena en principio, en tanto sirva para equilibrar la ley de la oferta y la demanda y tienda a reducir el precio de la tortilla en estricto apego a las teorías microeconómicas, pero concomitante a ello, se debe voltear la vista nuevamente al agro mexicano, sacarlo del abandono en el que por muchos años se le ha dejado y que causa de ello muchos han preferido emigrar a Estados Unidos de Norteamérica pues México dejó de ser el Cuerno de la Abundancia, si es que alguna vez en realidad lo fue; se debe reactivar la producción en el campo y suministrando para ello, la tecnología y los recursos económicos necesarios.

 

Aprovechando esta semi crisis, seguramente los muertos vivientes querrán nuevamente hacer su aparición, pero ello no debe ni extrañar ni mucho menos espantar a nadie, pues ya sabemos que como cuchillitos de palo siempre estarán buscando como auténticos oportunistas el momento para hacerse notar y volver con su cantaleta de los espurios y los peleles, y sacar provecho de una situación que debe ser centro de atención para resolver y no para polarizar como es su desgraciada costumbre.

 

Lo que debe importar es la difícil situación de millones de mexicanos cuya dieta aún sigue siendo de frijoles, tortillas y chile; y si la tortilla ha dejado de ser un artículo de primera necesidad para convertirse en un artículo de lujo, entonces sí que debemos preocuparnos, ya que entonces corremos el riesgo de que los totopos y no los cocolazos se empiecen a poner de peso.

 

Comentarios: mrosas_36@hotmail.com