Los capos no son héroes

Parece imparable el poder bárbaro que han acumulado las bandas delictivas desde el sexenio de Vicente Fox a nuestros días. Las matanzas tanto de delincuentes, policías, soldados, marinos y civiles, se ha convertido en jornada de todos los días.

    La mayor parte de la gente le echa la culpa de lo que ocurre al gobierno por no hacer nada para parar la ola delictiva en el país, pero lo cierto es que han caído abatidos miles de policías y militares en este combate contra un monstruo de mil cabezas.
    Si la estrategia que se sigue actualmente es descabezar a los grupos del crimen, se ve que no ha funcionado, pues de ese grupo desmembrado se multiplican en otros y otros.  Es decir la guerra declarada por Felipe Calderón Hinojosa contra los narcos, sólo avivó el fuego que ya abraza a casi todo el país.
    Como es notorio, la guerra se va perdiendo, pues incluso se ha diversificado en sus manifestaciones el crimen. Ahora está en boga el robo de gasolinas y diesel, sin que cese el tráfico y venta de drogas,  la extorsión y el secuestro.  Amén de decenas de periodistas asesinados en Veracruz, Sinaloa, Michoacán y en otras entidades.
    Pero entonces, ¿qué se puede hacer para contener la violencia? O acaso, ¿no tenemos futuro de paz para nosotros y nuestros hijos?
    Ciertamente la corrupción es el hilo conductor, la clave para que siga funcionando el llamado crimen organizado, pero también los medios de comunicación (especialmente la televisión) se han encargado de vanagloriar a los capos.
    Por ello resulta aleccionador y encomiable la multa que tendrán que pagar Los Tigres del Norte al ayuntamiento de Chihuahua por hacer apología del crimen en un concierto en el que cantaron Camelia la Tejana y Jefe de jefes.
    Hablamos y condenamos a los capos, pero al mismo tiempo se baten récords de audiencia con series de televisión en las que se habla de los capos casi como si fueran héroes, rodeados de riquezas y hermosas mujeres. Finalmente para los niño y adolescentes, y también para adultos, estos personajes, todos ellos asesinos, son ejemplos a seguir.
    Las televisoras, con tal de ganar enormes cantidades de dinero, programan una y otra vez series de narcos. Sobran los ejemplos de estas series: Camelia la Tejana; El patrón del mal (sobre Pablo Escobar Gaviria); La reina del sur (sobre la vida de la sinaloense Teresa Mendoza); El señor de los cielos (sobre Aurelio casillas, líder del cártel de Juárez); Rosario Tijeras; El Capo (serie colombiana); Las muñecas de la mafia; La viuda de la mafia; Sin tetas no hay paraíso; El cártel, y está por estrenarse en Netflix, otra serie sobre Escobar.
    Estas series son apenas algunas que sirven de ejemplo, hay otras muchas más. Entonces resulta que mientras mueren cientos o miles de soldados y policías que dan su vida para resguardar a los mexicanos; al mismo tiempo se refuerza en las mentes de la población la idea de que los capos son héroes, que viven con abundancia y en el placer, y, por tanto, son ejemplo a seguir.
    La realidad es que son criminales, asesinos de hombres, mujeres y niños, y que, por tanto, no se debería hablar de ellos, sólo en las noticias para saber de su captura y muerte. Pero no hacerles series de televisión para exaltar su personalidad. Debe dejarse en claro que los capos no son héroes.

    

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