Libre como el viento

Libre como el viento
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RELATOS DE VIDA

Toda la noche había tenido dolor estomacal, los constantes retortijones y las idas recurrentes al baño lo debilitaron, seguramente el malestar fue imaginado por la bomba de comida para la cena, pese a que antes de dormir tomó un digestivo.

También consideró que el estrés del día, y la entrega de la tarea, hizo sus estragos, aunque no lo había considerado, finalmente su juventud era suficiente antídoto para revertir el daño digestivo y emocional, pero no fue así.

Después de tantas idas y vueltas entre el sanitario y el dormitorio finalmente pudo conciliar el sueño, uno muy profundo que le impidió escuchar la alarma para iniciar el día, prepararse y llegar a tiempo a la escuela.

De pronto una pesadilla lo hizo despertar, y al ver la hora, trató de recuperar los minutos que había perdido, fue tan rápido el proceso que se agitó y el malestar regresó con mayor intensidad que al intentar correr al baño no pudo contener la salida de lo que comió en la noche anterior.

La presión del tiempo, aceleró las neuronas para realizar lo pendiente aún más rápido, primero limpiar lo que salió, luego un baño rápido y finalmente cambiarse, la ropa la había arreglado casi en la madrugada, pero faltaba la ropa interior, pues no estaba en los planes bañarse ya que lo había hecho un día atrás, luego de llegar a casa.

La gran sorpresa fue que ya no tenía calzones limpios, de acuerdo con su organización, al terminar su jornada escolar lavaría, ahora no tenía más remedio que olvidarse de ese pequeño detalle, ponerse el pantalón y dejar que esa parte específica de su cuerpo estuviera libre, sin ataduras.

Al final del día, la cantidad de actividades en su agenda, le impidió pensar en la ausencia de ropa interior, aunque después de todo, sí tuvo que comprar crema para bebé para colocarla en ese íntimo espacio al que no le llega la luz del sol. 

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