- Dos gobiernos rivales, milicias armadas y grupos terroristas se disputan el poder en un país convertido en puerto de salida de decenas de miles de emigrantes y
Pronto se derrumbaron las esperanzas de los que se levantaron contra el régimen en febrero de 2011 y acabaron tomando Trípoli en verano de ese año en una de las guerras civiles impulsadas por la Primavera Árabe.
Han pasado cuatro años desde aquellas imágenes en las que Muamar Gadafi fue sacado de una tubería poco antes de morir a manos de unos rebeldes que lo presentaron como trofeo de guerra. Libia vivía ya entonces aquel 20 de octubre de 2011 bajo una tremenda violencia, pero el escenario en el país magrebí desde entonces no ha dejado de empeorar.
Dos gobiernos y dos parlamentos rivales se disputan el poder en medio de numerosas milicias armadas y grupos terroristas. La sombra de la cruel dictadura del difunto sátrapa aparece a veces como un panorama casi mejor que la actual espiral de muerte y anarquía que sacude al país. Y en medio de esa crisis, Europa no es capaz de frenar el flujo de emigrantes y refugiados que zarpan en barcas desde las costas libias de las manos de unas mafias sin ningún tipo de escrúpulo.
Los bombardeos se suceden en diferentes regiones del país, en especial tras el despliegue de los terroristas del grupo Estado Islámico. Sirte, la ciudad natal de Gadafi, de donde fue sacado de aquella tubería, está bajo control de esos radicales yihadistas, cuyas posiciones han sido bombardeadas en las últimas horas.
También Bengasi, la que fuera capital del levantamiento reovlucionario, ha sido escenario de bombardeos. En esa región, en el este del país, el Estado Islámico ha reivindicado dos ejecuciones, informa la agencia France Presse. Uno de ellos sería un cristiano sudanés y el otro un libio combatiente del gobierno de Tobruk.