Ley de Transición Energética, elitista y pactada a espaldas del pueblo

Este miércoles en el Senado de la República se aprobó la Ley de Transición Energética, cuya minuta se ha devuelto a la Cámara de Diputados para los tramites constitucionales correspondiente. La Ley regulará el aprovechamiento 

sustentable de la energía en el país.

 

En el marco de las discusiones que se realizan en Paris en el seno de la

 

Convención Marco de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático de 2015

 

(COP21/CMP11), las cuales deberán concluir el próximo 11 de diciembre con

 

un nuevo acurdo global para impedir que el calentamiento global supere los 2

 

grados, en México se avanza en la concreción de compromisos internos para

 

aportar a la lucha en contra del deterioro de la vida en el planeta.

 

Este miércoles en el Senado de la República se aprobó la Ley de Transición

 

Energética, cuya minuta se ha devuelto a la Cámara de Diputados para los

 

tramites constitucionales correspondiente. La Ley regulará el aprovechamiento

 

sustentable de la energía en el país y exige que al menos el 35% de la energía

 

utilizada en la industria provenga de fuentes renovables en el 2024,

 

imponiendo sanciones desde 700 pesos hasta 5 millones de pesos para

 

quienes violen las disposiciones establecidas en la Ley de Transición

 

Energética.

 

Aunque el proceso seguido para su discusión no fue tan democrático como

 

debió serlo, al final el presidente de la Comisión de Energía del Senado, David

 

Penchyna, sacó el proyecto adelante; para lo cual promovió discusiones

 

privadas con senadores y empresarios.

 

Es lamentable que una Ley tan importante como ésta haya escapado a una

 

amplia discusión, no sólo en las dos Cámaras del Congreso, sino en toda la

 

sociedad, entre los trabajadores y empresarios, con el fin de que todos los

 

agentes de la economía nacional pudieran hacer sus aportaciones y establecer

 

sus compromisos, por lo que seguramente en las próximas legislaciones

 

volveremos a escuchar hablar de energías limpias más de una vez.

 

Algunos dirigentes empresariales cuestionan la Ley por considerar que pone en

 

riesgo la competitividad de México, cuando se han quedado sin opinión frente a

 

la política monetaria seguida durante los últimos 20 años por el Banco de

 

México, la cual ha restado competitividad a sus exportaciones al mantener un

 

peso sobrevaluado hasta en más de un 30% en algunos años.

 

Sin embargo, comparto el deseo de las principales agrupaciones empresariales

 

del país (CANACINTRA, CANACERO, CAINTRA NUEVO LEÓN, CCIJ,

 

CAMIMEX, CANAINTEX Y ANIQ) de propiciar un “verdadero debate sobre el

 

tema, en el cual se analicen y transparenten los costos e impactos que esta

 

iniciativa traería al país”, sólo que desde este espacio propondría que por su

 

importancia, las discusiones sobre la Ley de Transición Energética llegara a

 

toda la sociedad y a los Congresos Locales, dando un paso trascendental en la

 

emergencia mundial que hoy vive el planeta entero por las catástrofes

 

provocadas por el aumento del calentamiento global.

 

El que has ahora se señalen algunas metas para aumentar la paulatina

 

aportación de energías limpias al consumo industrial (25% al 2018, 30% al

 

2021, 35% al 2024, 45% al 2036 y 60% al 2050), no es suficiente sino se

 

ponen las reglas claras sobre la generación y consumo de energía entre los

 

productores y consumidores, si no se incorpora a los segmentos de la

 

población que hoy pueden ya convertirse en polos generadores de energía

 

limpia.

 

Sin duda, la confrontación reciente entre la Comisión Federal de Electricidad

 

(CFE) y la población, ha abierto una enorme brecha entre la empresa estatal y

 

los consumidores, planteado entre los ciudadanos la necesidad de buscar

 

fuentes independientes de energía para romper su relación con la CFE y la

 

corrupción que impera dentro de ella, la cual obliga a millones de hogares a

 

pagar exorbitantes facturas por el consumo de electricidad sin justificación

 

técnica valida.

 

Por esta razón, frente a un discurso retórico sobre los “beneficios” de la reforma

 

energética para los ciudadanos y frente a una Ley de Transición Energética, la

 

cual sea proyectado como algo sólo de interés de los empresarios, se hace

 

indispensable que los ciudadanos obliguen a sus representantes “populares”  

 

en la Cámara de Diputados a bajar la discusión de la Ley a los ciudadanos y no

 

hacer de ella una Ley elitista, discutida y pactada “en lo oscurito” entre algunos

 

senadores y empresarios, asumiendo toda la representatividad de un pueblo.

 

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