Apasionado de la lectura y de historias como “El Conde de Montecristo”, comenzó a escribir su primera novela, “The Fair God” (“El dios justo”, 1873) mientras trabajaba en la oficina del Secretariado del Condado de Marion.
Una conversación con un agnóstico apasionadamente anticristiano durante un viaje en tren, motivó al escritor estadunidense Lewis Wallace a profundizar sobre su propia fe y a escribir “Ben-Hur: una historia de los tiempos de Cristo” (1880), que se convertiría en una de las obras más leídas del siglo XIX y posteriormente en una joya cinematográfica.
Abogado de profesión, diplomático, escritor, Wallace, quien nació el 10 de abril de 1827, fue también militar con rango de general y tuvo una activa participación en la Guerra Civil estadunidense. En su carrera militar defendió Washington de las tropas confederadas durante la citada guerra, posteriormente sirvió en la corte marcial que juzgó a los asesinos de Abraham Lincoln y también fue gobernador de Nuevo México. Apasionado de la lectura y de historias como “El Conde de Montecristo”, comenzó a escribir su primera novela “The Fair God” (“El dios justo”, 1873) mientras trabajaba en la oficina del Secretariado del Condado de Marion.
Wallace desarrolló esa novela sobre la conquista de los aztecas; su servicio en la Guerra de México y en México después de la Guerra Civil le permitió estudiar a las personas, el idioma y la geografía, experiencia que aprovechó para describir mejor sus personajes y escenarios. Aunque su incursión en la literatura tuvo algunos detractores, su libro fue publicado en 1873; el título de la novela proviene de la tez clara de los conquistadores que los aztecas creían que representaba al dios Quetzalcóatl.
Con la historia vista a través de los ojos de un joven judío, “Ben-Hur” fue una novela inusual para su época; tardó siete años en escribirlo y fue un éxito entre la crítica y los lectores al vender un millón de copias.
La obra se tradujo al menos a 20 idiomas diferentes, incluido el árabe, el portugués, el tailandés y el hebreo, además, nunca ha estado agotada desde su primera impresión en 1880.
El éxito de la historia que relata las desventuras de “Judá Ben-Hur” y cómo su encuentro con Cristo da un vuelco a su vida creció con las producciones cinematográficas en 1907, 1925, 1959 y 2016. “Ben-Hur” también se ha adaptado en varias caricaturas y un musical, pero la versión fílmica de 1959, dirigida por William Wyler, se ha convertido en un clásico de cine de cada Semana Santa.
Sin interés alguno por los temas religiosos y tras un encuentro con el agnóstico Robert Ingersoll, sintió la necesidad de investigar el cristianismo por su cuenta y así comenzó a escribir “Ben-Hur”, una historia con Jesucristo como protagonista.