EN TLAHUELILPAN
*Vecinos del lugar se oponían a que las autoridades hicieran su trabajo
La mañana de ayer, Hidalgo amaneció con un nuevo recuento de víctimas tras el incidente que se presentó en la comunidad de San Primitivo en el municipio de Tlahuelilpan, una vez que fue controlado el fuego, se dio a conocer que la cifra había pasado de 21 a 66 muertos y la lista de lesionados era de 74 personas, las imágenes que circularon en redes sociales y medios nacionales de comunicación mostraban los cuerpos calcinados de aquellos que no pudieron salir a salvo de la explosión en la toma clandestina.
En el campo de cultivo se veía la zona acordonada, la tierra removida para cubrir parte de la zanja donde la tarde anterior corría como agua la gasolina, algunos cuerpos todavía tenían forma, otros se habían quemado hasta llegar a los huesos y otros más asemejaban cartones en los que ya ni los huesos se asomaban entre los restos de carne.
De esta forma los peritos federales, comenzaron el peritaje a fin de se diera paso al retiro de cuerpos, sin embargo la gente, una vez que las camionetas transportaban los restos, no querían dejarlas salir ya que aseguraban no se había hecho la identificación de los mismos, a lo que la autoridad les informaba que se tendrían que hacer pruebas genéticas para el reconocimiento de los cadáveres, ya que muchos estaba irreconocibles.
Conforme avanzaba el día, los pobladores que aún no tenían informes de sus familiares o conocidos, continuaban en el lugar, esperando que con algún detalle pudieran reconocer el cuerpo de estos. El cuerpo de aquellos que salieron por “gasolina gratis”, y una vez que se dio el conteo final de 73 muertos (en ese momento de la jornada), los pobladores se resistieron a creerlo, aseguraban que bajo la tierra que había cubierto la zanja se habían quedado cuerpos.
La gente señalaba que eran cientos los que pudieron haber muerto, e hicieron que las autoridades permitieran el paso a una comisión de 10 personas para que se removiera la tierra. Conforme el tiempo pasaba la tensión crecía, y la gente adoptada algunas actitudes hasta violentas, el reclamo era que no dejarían ahí, entre la tierra, los restos de sus difuntos.