Letras y Memorias

Letras y Memorias

Misterios. Vol. II

  • “Todo lo desconocido se supone maravilloso”: Tácito

A veces, cuanto más llegamos a saber (como individuos o sociedad), más llegamos a ignorar. No porque el conocimiento sea perjudicial sino, por el hecho de que perdemos de vista lo que a todas luces se nos muestra o revela. 

Es decir, que cuando estamos tan enfrascados en algo o alguien, de pronto el resto de las cosas, de las personas, dejan de tener sentido o relevancia. Luego entonces, nos vemos cegados por lo que resulta maravilloso, pero que tristemente desplaza a lo cotidiano, cuando el balance entre ambos es lo que brinda belleza a la vida. 

Un susurro en la oscuridad

Pasada la medianoche de un mes lejano en una fecha cualquiera, el cuerpo cansado del día a día, se dispuso a dormir luego de un cigarrillo en el patio. Con claridad recuerdo haber estado casi solo, acompañado apenas por el felino de ojos celestiales. Recuerdo haber cerrado los ojos y sentir cómo un instante después, una voz resonó en la habitación; el gato percibió lo mismo y se puso alerta, maulló un poco y optó por levantarse de la cama y montar guardia justo en la puerta del cuarto. Me quedé sentado un momento, aún adormilado pero seguro de que ambos escuchamos lo mismo… al cabo de unos minutos, tanto el gato como yo, recuperamos un poco la calma y nos acostamos sin poder conciliar el sueño hasta pasadas un par de horas. Aún hoy, no tengo idea de qué o quién, emitió aquél susurro en la oscuridad de mi casa. 

No más resaca

Sábado por la mañana, el lejano 2018 lucía radiante, pero este cuerpo yacía fatigado luego de unos tragos con Manuel en un bar de la ciudad. Aún adormilado, llegué a la oficina para cumplir con los deberes que hacía cada semana antes del mediodía. Eran las 9:30. Don Lalo me recibió y dentro del edificio apenas éramos él y yo. Un par de horas después, conseguí terminar los pendientes y tras tomarme una taza de café, confianzudo como si estuviera en casa y no laborando, decidí dormir un poco para olvidar la cruda que tenía… tal sueño se vio interrumpido por una sacudida en el hombro y pasos avanzando por el corredor. Preocupado de que mi jefe fuera a llamarme la atención, me levanté con prisa, como si tuviera un resorte en la espina dorsal. Miré a todos lados y no vi a nadie. Bajé al jardín y no se notaba la presencia de algún compañero o compañera, por lo que la resolución sencilla, sería preguntar al vigilante si alguien había llegado. “Nada más estamos tú y yo, no ha llegado nadie, es temprano”, me dijo. 

¿Quién me habrá despertado? ¿A quién pertenecían esos pasos que claramente escuché por el corredor? ¿De dónde venía la música que comenzó a sonar al mediodía? Quizá fue “la dama del abrigo”, a la que muchas veces hicimos referencia en el periódico, pero si no fue ella, aún hoy es un misterio lo acontecido aquél sábado del 2018.

¡Hasta el próximo jueves!

Postdata: No sé si aquello que no tiene respuesta lógica, sea realmente un misterio o más bien algo que raye en lo “sobrenatural”, pero lo cierto es que las cosas que no parecen tener una clara respuesta, atraen más que aquello que sí la tiene. 

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