Home Nuestra Palabra Letras y Memorias

Letras y Memorias

0

Extrañando casa

Cuando pensamos en aquello que nos llena de miedo, que nos causa angustia o nos vuelve débiles, apretamos las manos contra el pecho esperando que nada en este mundo sea tan grande o poderoso como para herirnos, y por el contrario, nos aferramos a cualquier ancla que mantenga los pies en la tierra y los sueños volando libres en la imaginación. 

Pero, no siempre uno logra aferrarse con suficiente fiereza a ese algo, o a esos “alguien”, porque cierto es que en varias ocasiones uno se encuentra perdido y sin rumbo, sin esa brújula que le muestre el norte, sin ese apapacho que brinde calma y conforte. 

Cuando pienso en esas anclas que me dieron cierta cordura en medio de la tempestad del fin de año previo y el comienzo de este, siento estallar la emoción de saber que he elegido bien esos lugares en donde pongo mi fe, pero sobretodo, sonrío al confirmar que las personas en quienes la fe se deposita, han sabido estar y soportar cuando ni yo mismo me soporto. No es que esto deba ser siempre así pero, en definitiva, uno admira esa entereza cuando nos brindan alivio a los miedos y angustias de la cabeza. 

Cuando fijo la vista, por ejemplo, en la mirada profunda y azul de mi gato, encuentro el balance y el calor que en determinados inviernos ha sido necesario en los últimos cuatro años.

Cuando escucho la risa o las voces de amigos queridos, tengo a mi alcance la música que tiene el poder de transformar un día simple, en algo fenomenal… 

Cuando pienso en lo fuertes que han sido mis padres y mi hermano, fuertes como pilares y tenaces como nadie, me empodero y pienso en que, si ellos siguen pese a todo, lo mismo puedo hacer yo, y me esfuerzo por lograrlo. 

Los años recientes, ¡vaya que han sido complicados, difíciles y cansados! Pero, el mero hecho de saber que uno batalla codo a codo con un ejército esperanzador que podría derrotar a Thanos, devuelve la esperanza y restaura la fe perdida. 

Hoy, ya en casa, veo las flores del jardín y la fuente que tanto me relaja, y sonrío ante la visita de un colibrí que a veces se acuerda de mí; ya en casa, gozo volver al estanque en donde la magia nace y las historias suceden, y aunque echaré de menos las tardes vacías y los domingos sin prisas, confieso que también renovar las rutinas junto a la camaradería, es algo valioso y necesario, cuando todo palidece y la salida nos lleva a otro punto de partida. 

¡Hasta el próximo jueves! 

Postdata: Que este sea un año más luminoso para ti, que llegaste hasta acá en la lectura y hasta acá en la vida. ¡Abrazos! 

Mi Twitter: @CamaradaEslava

Mi correo electrónico: osmareslava@plazajuarez.mx/historico/historico