Home Nuestra Palabra Letras y Memorias

Letras y Memorias

0

El silencio del gol

  • “Los de afuera son de palo”, Obdulio Varela

En pleno confinamiento y con los contagios al por mayor, sin que la nueva normalidad esté siendo una plena estrategia que controle este aspecto, uno permanece sentado en la comodidad del sofá y, mientras pensamos sobre qué hemos de hablar esta semana, una peculiaridad alcanza la fábrica de ideas y pone nostalgia en la piel.

Se juega un partido en la Liga Federal de Fútbol de Alemania, la Bundesliga pues. Los equipos son dos fundados en el lejano 1904: el Schalke de Gelsenkirchen, y el Bayer de Leverkusen; juegan “los mineros” contra “los farmaceúticos”.

Un cronista y un analista acompañan la transmisión en el vacío Veltins Arena, el Palacio Minero cercano a la cuenca del río Ruhr es escenario de una batalla donde gladiadores modernos que enfundados en playeras azules y rojas, sudan la gota gorda cuando un balón se va de largo o cuando ven el peligro de un ataque intentando vulnerar su arco.

En esa comodidad inicial, es que uno reflexiona esa mítica frase de Obdulio Varela, vinculada a la final del Campeonato del Mundo celebrada en el Estadio Maracaná en 1950, con todo el pueblo brasileño volcado sobre su equipo para intentar hacer mella en el ánimo charrúa que buscaba su segundo título. 

La historia dice que Varela expuso a sus compañeros que no debían sentir la presión de esas 100 mil almas que vitoreaban por Brasil, y que tampoco tenían efecto alguno en su forma de juego.

Esto nos lleva a desacreditar lo que Obdulio dijo en ese momento previo al “Maracanazo”, pues resulta que hoy, en plena pandemia y con un puñado de partidos de fútbol disputándose en el mundo, sí se extraña ese barullo de las tribunas, las banderas recorriendo las gradas y los cánticos animando a los equipos que, al final del día y pese a todo lo que los no amantes del deporte digan, sí resulta un alivio a los pesares de la semana laboral.

Al estadio uno va a sacar el estrés, a vibrar con los caprichosos movimientos de un balón y a emocionarse por la representación que 11 jugadores le dan a nuestros colores, a esos escudos con los que nos sentimos identificados; al estadio vamos a ser felices durante 90 minutos y el tiempo agregado, vamos con la esperanza de que un grito al unísono renueve nuestro espíritu, vamos esperando que nuestros equipos marquen ese gol que sea la diferencia entre un triunfo o una derrota.

Los de afuera no son -no somos-, de palo. Somos parte de quienes están dentro, desquitando sus salarios en ocasiones millonarios. Los de afuera sentimos más que quienes patean el balón, los de afuera somos de carne, hueso, sueños e ilusión.

Y así, gracias a un partido de la Bundesliga entre el Schalke 04 y el Bayer Leverkusen, uno entiende que este juego que tanto admiraba Eduardo Galeano, no vale mucho sin la presencia de los fanáticos, los que pagamos un boleto y nos metemos al estadio, esperando que con un gol, se remedie mucho de lo que nos duele, y seamos uno con el que tenemos junto.

¡Hasta el próximo martes!     

Postdata: Gracias a mi hermano, por hacerme ver que en efecto, no es lo mismo el fútbol con gente, que sin ella. Tardé un poco en notarlo, pero a veces él ve cosas que yo no.

Mi Twitter: @SoyOsmarEslavaMi correo: osmareslava@plazajuarez.mx/historico/historico