Letras y Memorias

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Cosmonauta de un sueño. Vol. V

Bitácora del viajero: El deslizador plateado se ha averiado. Los pies tendrán que ser instrumento para poder movernos. 

Un paso a la vez, y con la entera convicción de encontrar la luz dentro de la más profunda oscuridad, llego a un punto de eterna calma, de pura paz, encuentro en las aglutinadas y esponjosas nubes una suerte de guarida, una ciudad celestial que me abraza para cobijarme, y alimentar el estómago fatigado.

“La fe es un don que no me ha sido otorgado”, pienso. Pero si ese milagroso hogar que me albergó, no era suficiente prueba para tener fe, entonces muy pocas cosas en este planeta tendrían la capacidad de sorprenderme. 

No entiendo cómo es que funciona la fe. Observo con cierta sorpresa a los lugareños juntando las palmas y cerrando los ojos mientras depositan plegarias y, caigo en cuenta de que definitivamente la fe no es ese recurso que se mide o compara con granos de mostaza; la fe más bien es esa sensación de satisfacción que el pecho siente mientras uno habla con la extensión más divina del cuerpo nuestro. 

Fe. Analizo la palabra, las acciones alrededor de ella, y pese a tanta revisión no termino de entender a qué se refiere la gente del lugar cuando hablan de no perderla. ¿Y si jamás la tuve dentro y por ende, no hay algo que perder? ¿Y si ya la he perdido y no logro encontrarla? Se llena de dilemas mi mente. 

Me explican unos labios rosados y una voz franca que, en realidad, la fe sí es algo propio de la humanidad, pero que resulta similar al alma, espíritu o Dios: no es palpable, pero está ahí junto a millones de partículas que existen en el vasto universo que habitamos todos. 

Según lo que entiendo luego de la lección de aquella mujer, fe es que sin importar la certeza o incertidumbre del mañana, hoy nos sepamos dichosos de vivir. Parece ser que la fe es una especie de fuerza que adhiere todas las cosas y mantiene en su lugar el orden obvio del universo que alguna especie de Dios, ha creado para nosotros. 

La fe, según dicen, es aquello que permite que los milagros sucedan, y no hablamos de cosas sobrenaturales como renacer o mover montañas, más bien hablamos de lo realmente elemental como sonreír en medio de la pena, conocer gente amena en las esquinas inhóspitas o disfrutar de un respiro en las cumbres de las montañas. 

Para ser franco, no termino de entender qué es la fe o cómo se consigue pero, de cierto les digo que, si hubiera un poco de ella en todos nosotros, la luz de una vida nueva estaría incandescente guiando nuestros caminos, a diferencia de mis pies que avanzaron entre tinieblas.

¡Hasta el próximo jueves!

Postdata: Este espacio cambiará su día de publicación, porque es una prueba de fe hacerlo.
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