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Las olas siguen arrojando cadáveres de emigrantes

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Uno de los peores naufragios

    •    A familiares y amigos de las decenas de jóvenes emigrantes que naufragaron el sábado, sólo les queda esperar 


Madres, padres, hermanos y amigos, gente modesta con signos de cansancio
EFE.- Ayer dos cadáveres más han aparecido en la playa de Nahla, en la periferia norte de Casablanca, desde donde la patera salió ese sábado.
Madres, padres, hermanos y amigos, gente modesta con signos de cansancio, esperan en la playa sin que se apreciara ningún esfuerzo concreto de las autoridades para buscar a los desaparecidos.
Sin embargo, el ministerio de Interior precisó en un comunicado, emitido el mismo día del naufragio, que las autoridades movilizaron sus recursos para averiguar si hay más cadáveres en el agua de entre estos candidatos al “dorado” europeo.
“Ven que los chicos que emigran a Italia y España consiguen dinero para ayudar a sus padres y comprar coches, y también ellos se animan a ir allí a trabajar, para aliviar la carga de sus familias”, dijo Noredín Sarguini, amigo de varios de los desaparecidos.
El total de inmigrantes que viajaban en la patera ascendía a 56 personas, de las cuales tres fueron rescatadas con vida y quince (entre ellas una mujer) han aparecido ahogados y arrojados por las olas en la costa, por lo que habría todavía cerca de 40 desaparecidos.
Casi todos procedían de la ciudad de Kelaat Sraghna, en el centro del país, y varias aldeas circundantes. Desde la región han viajado hasta la playa sus madres, con la esperanza al menos de recuperar los cadáveres de los emigrantes, varios de ellos menores de edad.
Para protegerse del sol, los familiares se concentraban ayer bajo dos tiendas de campaña facilitadas por un voluntario local. Algunas mujeres lloraban, otras estaban serenas, pero todas abatidas por el dolor.
“Es posible que (a los cadáveres) los saquen las olas durante los grandes cambios de la marea: al final de la tarde o al amanecer”, explicó un vecino, que no tienen nada más que hacer sino mirar hacia las olas.
La comida se la traen algunos habitantes de las aldeas vecinas a la playa.