Las mujeres van a detener a Trump

Un audio muestra la manera vulgar, degradante y grotesca en la que Trump concibe a las mujeres

Escribo este artículo indignada por las expresiones de Donald Trump respecto a las mujeres. Un audio muestra la manera vulgar, degradante y grotesca en la que Trump concibe a las mujeres. Sus actos rebasan todos los límites, incluso habría que revisar si se trata de confesiones de delitos como el de acoso sexual.
Lo inadmisible de su conducta por fin se hace evidente en el bando republicano donde finalmente sus líderes más prominentes comienzan a reaccionar. Había tardado la reacción republicana, porque claramente Donald Trump no tenía límites. El discurso de odio era parte de su campaña y para desgracia y sorpresa de muchos, le estaba funcionando. Sin embargo, el audio que aparece en redes sociales confirma lo que ya actores, personalidades, jefes de Estado, líderes de opinión y ciudadanos comunes de todo el mundo venían señalando.
El 8 de octubre, a un mes exacto de las elecciones de EU, el Partido Republicano entra en crisis y sabe que no puede ni debe mantener esa candidatura. Que éticamente es insostenible.
Realmente no hay sorpresa de ese desprecio. Su campaña ha sido un constante discurso de odio y desprecio a los otros. Si revisamos, podemos hacer un recuento rápido de sus ofensas: ofendió a todos los mexicanos al llamarnos criminales y violadores (bastante irónico si vemos el video que hoy lo tiene en la lona); ofendió a los veteranos de guerra; ofendió a los deudos de los caídos en las guerras; y ofendió a los musulmanes, advirtiendo que no les dejaría entrar a Estados Unidos por tener esa religión. Trump va de la ignorancia a la mentira y de la mentira al insulto, y de vuelta nuevamente, de la intolerancia a la ignorancia.
Pero el grupo al que Trump tal vez ha ofendido de manera más sistemática y vulgar es a las mujeres. A Carly Fiorina, precandidata republicana, no la descalificaba por sus ideas; a Ted Cruz lo atacó por su esposa; a Jeb Bush le recriminó que su esposa tenía origen mexicano; a la periodista que moderó el debate entre precandidatos republicanos también la descalificó vulgarmente. Y, desde luego, no dejó nunca de llamar “chueca” (crooked) a Hillary Clinton, haciendo también comentarios sobre su aspecto, diciendo que no le parecía “presidencial”. El hecho es que para Trump las mujeres son objetos que se deben clasificar de acuerdo a su aspecto. En su mundo, las mujeres están totalmente devaluadas.
Afortunadamente, todavía le queda algo de sentido común a muchos republicanos. Las expresiones movieron no sólo a las mujeres de ese partido sino también a los hombres líderes que en sus mensajes hicieron suya la ofensa hacia las mujeres. Al momento de escribir este artículo, The Washington Post reportaba que 35 líderes del partido han pedido que Trump abandone la campaña presidencial. Y en un hecho nunca visto, el candidato a vicepresidente, Mike Pence, ha dicho que ya no puede defender a su compañero de fórmula. The New York Times contabiliza a 150 líderes republicanos que a lo largo de la contienda le han retirado su apoyo. La crisis es profunda.
En el caso de Estados Unidos, esta actitud misógina rompió los límites pero sin duda son parte de ese veneno que está ahí y algunos no están dispuestos a recorrer un camino de igualdad y de respeto. La lección de lo que está pasando en EU es clara: ya no se puede dejar pasar la misoginia en la arena política como algo aceptable. Las actitudes misóginas se deben rechazar por ética, por decencia y por principio.
La misoginia es una de las expresiones más indignantes contra los seres humanos —no sólo contra las mujeres— además suele expresarse a través de personajes primitivos, con poco ejercicio intelectual y un habitual comportamiento a través de meros instintos.
Al entregar estas líneas, el segundo debate de los candidatos presidenciales no ha iniciado. Trump sostiene su candidatura. Independientemente de lo que haya sucedido en el debate, parece que las mujeres serán las que terminen deteniendo la amenaza que este demagogo representa para Estados Unidos y para el mundo.

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