Las historias también se cuentan en digital

Tecnocultura     

Tuve la oportunidad de darme una vuelta por la Feria del Libro de Minería y, aunque no esperaba encontrar mucho material relacionado con el libro electrónico, sí me sorprendió no haberme topado con absolutamente nada. La idea de “libro” difícilmente se alejará a corto plazo de este objeto, maravilloso sin duda, que consta de tinta y papel resguardados en un par de tapas y un lomo. El concepto de libro electrónico nos parece nuevo, pero en realidad no lo es.
A principios de los 70, la idea de digitalizar libros ya estaba presente, había la suficiente tecnología para hacerlo y el Proyecto Gutenberg, que sigue vigente y tiene ya un prestigio importante, fue pionero en el tema. Fue hasta bien entrados los 90 que aparece el primer lector portátil de libros electrónicos como tal, y ya Random House iniciaba el siglo XXI vendiendo versiones electrónicas de varios de sus títulos. Stephen King lanzó su novela “Riding Bullet” exclusivamente en formato digital por allá del 2000. El concepto de libro electrónico se ha estado moviendo en la mente de inventores, escritores, editores y lectores desde hace por lo menos 20 años; la digitalización de libros, más de 40. El primer lector electrónico accesible a las masas y que además acercaba la experiencia a la lectura en papel, ya que no emite luz, fue el Kindle, y desde la primera generación ha pasado prácticamente una década. Es decir, hay un camino recorrido.
La idea de una literatura, los contenidos, adaptada a las nuevas tecnologías, tampoco es nueva; la poesía visual, más allá de los caligramas de Apollinaire o la Elegía al Che de Joan Brossa, y que tiene como soporte el video, lleva no menos de 50 años; el poeta portugués EM de Melo e Castro viene haciendo videopoesía desde los 60; Blanco, de Octavio Paz, en app para iPad es otro ejemplo destacado.
Pero en el caso de otros géneros, la literatura no ha sabido adaptarse a las nuevas tecnologías, salvo algunos intentos de novela por entregas vías sms o minificción en
forma de tuiteratura, en general los intentos se han quedado en copiar a electrónico lo que bien puede darse en una hoja de papel; claro que las ventajas de los dispositivos electrónicos sobre el papel están ahí, pero los contenidos son los mismos. También
hay quienes buscan que la manera de contar historias cambie a través de las herramientas digitales, de manera que dichas historias no puedan concebirse fuera de las TIC, los dispositivos y las aplicaciones. Editions at Play, de Google, está actuando en ese sentido. Por el momento hay sólo un par de libros publicados en su página, uno de los cuales es una novela corta contada a través de Street View de Google Maps; sin un smartphone la historia no puede ser contada.
Por un lado tenemos entonces este camino sólido y bien fundamentado que se ha recorrido en la adaptación del libro convencional al electrónico, y por el otro estos intentos de explotar mejor la tecnología en favor de nuevas formas de narrativa. Lo que faltan son espacios para dar a conocer que todo esto está ocurriendo no hoy, sino desde hace mucho tiempo.
@Lacevos         

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