#ENTRE EL CALLEJÓN Y EL TENDIDO
• Dos maneras de ver la Fiesta Brava, que desgraciadamente atentan contra ella, en un antagonismo generado por intereses extra taurinos.
Estimados Amigos, con el gusto de saludarlos, desde este espacio de Plaza Juárez. En la entrega pasada nos referimos a las formas en que informadores dan cuenta de los festejos taurinos subrayando que, desgraciadamente, estas obedecen a las filias y las fobias de los comunicadores con determinados actores taurinos, ya sean toreros, ganaderos, empresarios, subalternos, etc., perdiendo con ello objetividad y, además, “equivocando”, confundiendo a los aficionados, sobre todos los de nuevo cuño.
Vea si no, el pasado domingo se presentó en la Temporada Grande de la Monumental Plaza de Toros México, el sevillano José Antonio Morante Camacho “Morante de la Puebla”, con gran expectación sin duda, pues cuando destapa el frasco de las esencias de su toreo expresa una tauromaquia llena de arte, profundidad, sentimiento, y porque no decirlo duende gitano.
O sea, ya de entrada la presentación del de Puebla del Río, es de por sí un acontecimiento, sin embargo su quehacer taurino no es aquilatado de la misma manera por quienes tienen la obligación de la objetividad, honestidad y conocimientos taurinos para informar a los aficionados; de esta manera tenemos que en su actuación el diestro hispano, el pasado domingo, para unos “Morante de la Puebla transformó en arte la suavidad de sus muñecas”, “desde el capote, el duende sevillano brotó el duende sevillano al acariciar las pastueñas embestidas de cuarto de la función”, “tersura fue la principal característica de los vuelos de las telas, en una extensión mágica del latir de un corazón”, poética la apreciación del toreo de Morante.
Agrega que el sevillano “rubricó una obra que bien pudo merecer las dos orejas de haber existido mayor sensibilidad taurina en el palco de la autoridad…porque la gran estocada valía en sí misma la concesión de un trofeo, mientras que la faena mantuvo los altos vuelos…” en cuanto a los toros, procedentes de la dehesa de Bernaldo de Quirós. los calificó de correctos de presentación y de juego variado.
Por otra parte de la actuación del mismo torero, en la misma fecha, con toros de la misma vacada, otro informador señala, sobre los toros que “se lidió un impresentable encierro de Javier Bernaldo de Quirós, que ha sido anovillado, con sospecha de cornicure en algunos de los ejemplares; en su conjunto resultó manso, descastado e inválido”, de entrada este comunicador descalifica un encierro que para el anterior fue “correcto de presentación y de juego variado” y partiendo de esta, su apreciación del lote de la ganadería guanajuatense, invalidar todo cuanto hicieron los toreros alternantes en sus actuaciones, pero principalmente al diestro peninsular.
Escribió que, Morante de la Puebla, llegó al mayor coso del mundo, “acompañado de los impresentables astados que exige, y que arribaron de la ganadería de Javier Bernaldo de Quirós”, subrayando que en su toreo “no puede haber verdad, porque no enfrentó al toro bravo y encastado que le da razón de ser, justamente, a la inobjetable grandeza de la tauromaquia a través de su liturgia y rito. Sobre el cuarto de la tarde señala “resultó la auténtica vergüenza, ver aparecer a, Agua Nieve, un pequeñajo que no ofrecía respeto alguno…daba y mucha, vergüenza: la desvergüenza de que en la ganadería de Javier Bernardo de Quirós, se siga manteniendo al animalillo bobalicón para la comodidad de los figurines, afirmando rotundamente que por lo que considero toros chicos y descastados “no hubo verdad en el intento de toreo de, Morante; por lo tanto…no hubo arte”
Aquí se impone preguntar, estos dos comunicadores habrán ido a la misma corrida el pasado domingo?, si es afirmativa la respuesta a que se debe tan disímil apreciación de lo ocurrido en la añosa Monumental, uno por un lado festejó el arte quintaesenciado de Morante de la Puebla, que sin duda hizo la casi media entrada que se registró, ante toros “correctos de presentación”, en tanto el segundo se sitió defraudado, lastimado, por la insignificancia del ganado y su falta de bravura.
La razón de estas contradicciones, como decía mi abuela, son misterios de la muerte.
Por ahí nos vemos ENTRE EL CALLEJÓN Y EL TENDIDO SI Dios lo permite.