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LAS EMOCIONES SE SINTIERON CON CALOR

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#ATP

  • El mexicano no pudo contener la jerarquía de Haase, quien encontró la llave del duelo tras su primer quiebre y encadenó cinco juegos al hilo para adueñarse del primer set.

DATO

Mismo recorrido tuvo Luis Patiño (809º), quien no pudo ante el holandés Robin Haase (62º) y sucumbió por 6-1 y 6-2 en su primera participación de un torneo ATP.

 

Con grandes emociones y muchas expectativas, se puso en marcha una de las citas especiales de la temporada. A la espera del debut del japonés Kei Nishikori, segundo favorito, el ATP 500 de Acapulco corrió el telón ayer con la presencia de una de las esperanzas local: Tigre Hank (446°). El mexicano poco pudo hacer ante Adrian Mannarino (58°) y cayó por 6-1 y 6-2. Idéntido resultado para la despedida de Luis Patiño (809°) a manos de Robin Haase (62°).

De igual manera, la ilusión de Hank, que venía de caer en la primera ronda en el Challenger de Morelos y en el Future de Palm Coast (10.000$), empezó a apagarse rápido, en el cuarto game del encuentro. El mexicano perdió su saque “en cero” y comenzó a mirar el partido desde lejos. Mannarino no dejó reaccionar a su oponente, dejó en claro las diferencias de jerarquía y se quedó con el primer set en apenas 23 minutos.

En tanto, el local, no obstante, no bajó los brazos y exigió un poco más al francés en el segundo set. Tuvo tres chances de quiebre en el 1-0 y mantuvo la paridad hasta el 2-2. De ahí, todo de Mannarino, que firmó dos roturas consecutivas y selló el boleto a la segunda ronda, donde espera por el ganador del australiano Bernard Tomic (21°) y el estadounidense Rajeev Ram (60°).

Mismo recorrido tuvo Luis Patiño (809º), quien no pudo ante el holandés Robin Haase (62º) y sucumbió por 6-1 y 6-2 en su primera participación de un torneo ATP.

Asimismo, el mexicano no pudo contener la jerarquía de Haase, quien encontró la llave del duelo tras su primer quiebre y encadenó cinco juegos al hilo para adueñarse del primer set. En la segunda manga un doble break lo dejó 1-5 abajo; ahí, un festejo de la devolución antes de despedirse de su primera experiencia en el circuito grande.