Hace unos sexenios, el negocio para un político era el tema de las concesiones del transporte público, no era un secreto que varios políticos tuvieran a través de prestanombres un gran número de placas y permisos para trabajar el transporte público, en Pachuca y en todas las regiones de la entidad, negocio que consistía en rentar estos permisos para que otras personas los trabajaran y al final, sin hacer más, estirar la mano y recibir los miles de pesos ya fueran semanales o mensuales conforme al acuerdo.
Mientras tanto, el chofer se la rifaba para sacar lo de la cuenta del día que le cobraba un intermediario en esta base de corrupción que en algunos lados sigue vigente, yo te rento a ti para que tu explotes a los choferes, tu me traes la cuenta en tantos días pero a ellos se las cobras diario. Sin embargo, con las luchas de poder que se han dado en las cúpulas de la política, esta problemática se va mostrando cada día más y algunos han optado por denunciar este negocio que algunos políticos, que no alcanzaron la repartición, quisieron tumbar.
Por lo que algunos políticos han decidido invertir en la construcción de edificios para rentar cuartos o departamentos, mismos que se suman a otra lista de personas que mantienen este tipo de negocios sin pagar impuestos e incluso algunos, sin pagar los servicios que ofrecen como el agua potable o la energía eléctrica, un tema que sin duda daría mucho para llenar las arcas del gobierno federal, el estatal y el municipal, sin embargo por alguna razón el tema parece no estar regulado.
De esta forma es frecuente ver grandes edificios de renta de habitaciones en colonias aledañas a los institutos de educación principalmente, sin embargo este negocio se extiende lentamente a otros puntos en donde la necesidad de la vivienda ha provocado que haya familias que rentan departamentos o casas completas.
Porque es distinta la familia que al tener una recámara desocupada le renta a un estudiante, que el político o familiar de político que construyen grandes edificios para rentar cuartos o departamentos, y la situación no es específica de la capital hidalguense, se ve en Zempoala, en Tulancingo, en Singuilucan, Santiago Tulantepec, Huejutla e Ixmiquilpan, hay en Actopan, y en sitios como Pachuca, en donde hay edificios que tienen más de 30 cuartos con rentas de 2 mil pesos mensuales.
A esto se debe sumar el gasto que hay de agua potable y energía eléctrica, sin contar el agandalle de agua que hacen al captar el agua con bombas de extracción y que tanta molestia ha generado entre otros vecinos, sin duda alguna, como se ha mencionado en el discurso oficial de la Cuarta Transformación, el principal problema a enfrentar en México y por ende en Hidalgo, es el de la corrupción, el de los compadrazgos, el de la impunidad, el de la evasión de impuestos, el del agandalle y el de los políticos que no se cansan de mamar del pueblo a pesar de haberse servido con la cuchara grande cuando fueron funcionarios.
La solución al problema se convierte en la cobija chica que mientras atiende una parte descobija a otra, porque aunque algunos alcaldes ya fueron detenidos, y otros están en proceso, hay varios que por décadas se hicieron de terrenos y propiedades de las que ahora, a veces, hasta el predial les condonan “sus amigos” que están en el poder. No es necesario dar nombres, tanto usted como yo sabemos quiénes son los dueños de esas propiedades tan monumentales, lo raro es que las autoridades lo supieran.