Primero fue el Tratado de Asociación Transpacífica, el 23 de enero de 2017. El 1 de junio le tocó al Acuerdo del Clima de París. El 12 de diciembre a la UNESCO. Un día después al Pacto de Refugiados y Migración de la ONU. Y el martes pasado al JCPOA, que es el nombre técnico del acuerdo nuclear con Irán.
Son los pactos que ha abandonado EU con Donald Trump. La primera potencia mundial se ha convertido, así, en “el país que se retira”, como tuiteó en 2017 el presidente del ‘think tank’ Consejo de Relaciones Exteriores y ex alto cargo del Departamento de Estado con George W. Bush, Richard Haas. Por irse, EU ya anunció que se va del Acuerdo Internacional del Café.
Es la ruptura con la política exterior de EU de siete décadas. Pero, desde el punto de vista histórico y cultural, no es tan sorprendente. Aunque ese país lleve siete décadas como el centro del sistema económico y político mundial, EEUU siempre se ha visto a sí mismo como una isla. Y, con la certeza de que su superioridad militar es imbatible y de que la globalización sólo favorece a las élites, ha vuelto a su esencia, que es dar la espalda al mundo.