
Hasta siempre Don Félix
Don Félix Castillo García, “El Gato Seco”, decidió que el cáncer podía esperar para llevárselo, luego que su esposa perdió la vista, y un día me comentó que no iba a dejarla sola, que simplemente no podía hacerlo; así que ya sería para otra ocasión cuando dijera adiós. De tal modo que, para fortuna nuestra, pudimos leer durante un buen tiempo su interpretación única de la nota policiaca, los personajes del barrio y sus recuerdos del trabajo en la mina.
Don Félix era un escritor con un talento único que traía de nacimiento, a la par de un estilo único para contar lo que vivió a más de 400 metros bajo la tierra. Siempre llevó en el pecho un corazón de minero, aunque también pulmones lastimados por respirar tantos polvos cuando el barrenado se hacía en seco. La silicosis nunca lo dejó, pero tampoco su buen humor, su visión divertida de la vida que a muchos nos contagió, porque sabía vivir y lo hizo con ganas, con las mismas que jalaba aire cuando hacía mucho frío.
Don Félix tenía palabra de honor, y si a eso agregamos el amor entrañable que tenía por su esposa, entonces comprendemos cómo pudo sobrevivir tanto tiempo a un cáncer que de pronto se le pegó al cuerpo como el mineral a sus pulmones. Simplemente no se iba a ir hasta que tuviera la certeza de que todo estaría bien para su mujer. Ella murió primero, y desde entonces lo vi tranquilo después de mucho tiempo. Estaba en paz por fin y hasta el último momento nos enseñó que cumplida la misión fundamental en la existencia, que es el amor, que es cuidar el amor, se puede mirar con paciencia, con calma, el último tramo a caminar.
Don Félix escribió una obra fundamental, no sin antes tallerear y tallerear al lado del también escritor Agustín Ramos, quien supo guiar su talento nato para dar a la luz pública su “Infierno Bonito”.
Durante varios años, don Félix vistió, engalanó nuestra estación de Radio Plaza Juárez que transmite en internet, y logró una audiencia fiel, constante, que siempre preguntaba sobre su regreso luego de que la pandemia permitiera continuar con la programación.
Todos los días, hasta que pudo, se hacía de los partes de las agencias del Ministerio Público, para contarnos con su estilo único los acontecimientos que pudieran abordarse desde su tono de gracia y risa; pero también fue duro, crítico con las autoridades que permitían abusos contra la población, y ni qué decir de la delincuencia que lastimaban al ciudadano.
Era puntual para enviar sus textos, también cuando nos visitaba y pasaba a saludar, uno por uno a cada trabajador del periódico, a veces con un presente, un chocolate, una figura de personajes de caricaturas, para las compañeras que siempre lo apreciaron porque era un buen hombre.
Don Félix: le agradezco mucho su confianza en el periódico que siempre será su casa, su interés por platicar y escucharnos cuando las cosas se complicaban. Su ejemplo de amor por la vida; su responsabilidad única, y eso es el amor, para no dejarse vencer por el cáncer y estar al lado de su mujer. Su voz que nos hizo conocer en términos reales el trabajo que dio origen a la capital hidalguense: la minería, y por supuesto a sus personajes centrales que son los mineros.
Buen viaje don Félix. Estoy seguro que regresa a la Casa del Padre y desde ayer simplemente continúa una eterna plática con su esposa, que lo esperaba con los brazos abiertos.
Lo vamos a extrañar porque lo queríamos, porque su presencia en nuestras páginas nos ayudó, nos hizo encontrar un número amplísimo de lectores. Gracias don Félix, cuídese y cuando pueda acuérdese de nosotros.
Mil gracias, hasta mañana.
jeperalta@plazajuarez.mx/historico/historico
@JavieEPeralta