LAGUNA DE VOCES

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LAGUNA DE VOCES

Sí hay Reyes Magos, aunque La Tierra vaya a 110 mil 700 kilómetros por hora

Si los Reyes Magos no existen, como afirman con aires de autosuficiencia y sabiduría algunas personas, muy poca de la magia que se supone implica la existencia humana, quedaría para dar testimonio de que, pese a todo, vivimos la fantasía de un ser supremo en el que nos cobijamos cuando la desesperanza, la amarga tristeza nos abruma. De niños una buena parte de los que todavía caminamos por las rutas que nos ofrece el diminuto espacio de la vida, afianzamos nuestra creencia en el poder mágico del mundo, en la aparición de juguetes (baratos o caros era igual) en la cabecera de nuestra cama, a los pies de la misma o en un lugar que tardábamos horas para encontrarlo, pero de repente aparecía.

Sin la certeza de que además de la maravilla del mundo, del universo, aquí en la seguridad de la casa suceden cosas únicas, diríase producto de una imaginación divina, vano sería nuestro intento por darle sentido a una estancia tan corta en un lugar del que al final de cuentas llegamos a conocer poco o nada. No da tiempo para recorrer el planeta, mucho menos saber algo del pedacito de universo donde precisamente ayer viajábamos a 110 mil 700 kilómetros por hora.

Lo cierto es que los Reyes Magos llegan cada año a la tierra, vaya ésta con velocidad endemoniada o medio endemoniada, y son puntuales para cumplir, en lo posible, las esperanzas de millones de niños que escriben cartas y les piden cosas. Por desgracia otros muchos millones no reciben nada, como no sea los golpazos de la infelicidad y la enfermedad.

Hay muchos misterios en la vida humana que luego resulta que no lo eran, que tenían una explicación lógica y sin chiste. Pero para fortuna de todos los que esperamos hasta el más mínimo signo, de que algunas cosas simplemente no pueden sumarse a los hechos que la ciencia detalla, surgen los 6 de enero, se quedan, nutren en lo posible la continúa desilusión de que todo pueda ser explicado.

Luego entonces sí existen, y son magos, y son reyes, aunque sin reino conocido.

A cada uno seguro le dejaron la absoluta seguridad de que la vida, la tuya, la mía, la de todos, tiene ingredientes que escapan al razonamiento, a la razón pues, y eso les da un valor único.

Por eso, felicidades a todos los niños y niñas, un abrazo y cariño sincero para los que sufren, los que no esperan nada. Seguro que tarde o temprano todos gozaremos de la felicidad que a veces se nos escapa de manera cotidiana, sin que nos demos cuenta.

Felicidades a los niños que fuimos, porque solo por ese camino algún día descubriremos que a pesar de todo algo de magia quedó en nuestras manos.

Mil gracias, hasta mañana.

jeperalta@plazajuarez.mx/historico/historico

@JavierEPeralta