LAGUNA DE VOCES

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Laguna de voces por Javier Peralta.

La estación de la existencia

Hasta donde puede mirarse el horizonte descubrirás que no tiene sentido alguno caminar por la vida sin la posibilidad de entender su razón a partir del amor. Es absurdo intentarlo, porque tarde o temprano comprenderás que nada podrá anclarte a la vida si no tiene como origen ese ingrediente que al nacer se da naturalmente, y también de manera natural se pierde al paso de los años. 

A veces es irremediable el abandono y por eso el terror a la muerte, al paso hacia la nada para algunos, el cierre de un ciclo, dicen los técnicos, pero finalmente el sueño sin sueño. 

Sin embargo, un breve, brevísimo instante, permite a muchos argumentar que después de todo el amor los salvará, y despiertan cuando mueren a una realidad reservada para los que todavía tuvieron la capacidad de mirar con cariño sincero el trance que marca la diferencia entre la vida y lo que no. 

Encontrarás en cada vereda que conduce al campo de los árboles, las señales más claras que te llevarán hacia un paisaje único, claro, sin ninguna apariencia de lo que no es. 

Simplemente aprenderás que un mucho de lo que se concede a lo que miramos es producto de la forma como lo hacemos, es decir con la esperanza que otorga el amor y el desaliento cuando éste no existe. 

Todo puede ser tuyo a partir de la intención real de tu mirada, de tu capacidad para comprender que el paso por la existencia es tan breve, que perder el tiempo en buscar los errores propios de la misma, solo te reduce a ti y a nadie más. 

Y no confundas el gozo de admirar la vida con los consejos que mercachifles dan en la televisión, en pláticas que aseguran son motivadoras cuando ni ellos son capaces de comprender lo que hacen en la estación de la existencia.

Se trata de otro asunto. Se trata simplemente de mirar el horizonte y asegurarte que no estás obligado a esperar cumplir los 60 o 70 años para clamar al cielo por más tiempo de vida, cuando lo sabes ha sido suficiente y basta con ver a los que han partido con la certeza de que hicieron con gusto, con amor o que tenían que hacer y por eso, con todo y el dolor, aceptamos su partida. Sabemos que simplemente despertaron al sueño que cultivaron con profunda pasión y amor.

Cualquiera que sea la edad cuando uno parta, siempre es bueno este día precisamente confirmar que de cara a la vida lo que venga es ganancia, es el simple, sencillo pero vital gozo de la vida por amor, porque sin eso uno está perdido para siempre.

Mil gracias, hasta mañana.

jeperalta@plazajuarez.mx/historico/historico

@JavierEPeralta