LAGUNA DE VOCES

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LAGUNA DE VOCES

Una benévola madrugada

Siempre esperaremos que amanezca, porque por alguna razón las madrugadas tienen la costumbre de cebarse en la esperanza de quienes ven en la llegada de la luz algún indicio de que pronto pasará la oscuridad, el miedo constante de que la puerta se cierre para siempre.

Los tiempos más amargos que nos haya tocado vivir pasan con una lentitud que hace pensar si no de verdad el universo mismo se ha transformado de manera tan radical, que nunca será lo mismo para todos contar 1, 2, 3, 4, 5…

Que poco a poco nos empecemos a alejar unos de otros porque simplemente ya no habrá coincidencia cuando se pierde la noción de lo que puede ser la mañana, la tarde, la noche, y quedar perdidos en medio de la nada, espantados de ver que nuestros contemporáneos empezaron a trabarse como las máquinas de autos, y unos se quedaron en la juventud, otros de buenas a primeras se hicieron viejos, irreconocibles.

El amanecer es sinónimo de que todo puede volver a empezar, que cada espacio del jardín que siempre miramos desde la ventana se construye paso a paso, como si desapareciera en las noches y madrugadas, pero puede reconstruirse al tiempo que la luz se cuela por cada uno de sus rincones.

Han sido por eso meses, ya un año, en que las tinieblas nos han tenido agarrados por el cuello, incapacitados para respirar el aire que se hace escaso, apenas el suficiente para llenar los pulmones. 

Siempre son las madrugadas el espacio del día en que suceden las cosas que marcan por eternidades la vida del ser humano: aparece la luna, las estrellas, se puede observar el universo infinito, se tiene la certeza de que apenas si somos una partícula en la casa gigantesca donde habitan las tantas realidades que apenas si conocemos.

Es decir que tienen todo, cuentan con lo mágico que la vida tiene, pero también el dolor que se intuye cae a esas horas.

Y sin embargo la única posibilidad que tenemos es salvar la madrugada, darle nuevos colores, brillos, luz que tanta falta le hace, esperanza que es lo más vital en todos los tiempos en que entendemos necesitaremos de su ayuda para que sea más benévola, más humana, que nada le cuesta.

Todo eso debemos aprender aprisa, además de los mecanismos secretos que permitan poner a tiempo la realidad, hace más de un año diferente para cada ser humano, para los que esperan, los que ven con ojos locos las horas de la madrugada, las horas que siempre pediremos traigan la buena nueva de que la terrible tormenta del miedo ha pasado.

Mil gracias, hasta mañana.

jeperalta@plazajuarez.mx/historico/historico

@JavierEPeralta