Tiempos de compasión
A donde quiera que vaya el corazón en estos tiempos, ayudará a que alguien pueda morir en paz, sobrevivir y buscar la esperanza en los ojos de las personas que se ama, rescatar el olvido como luz de luna para intercambiar los bienes de la alegría, o simplemente saberse recordado a la hora nona en que se cruza el umbral de la muerte sin la tristeza de que nadie acompaña con sus recuerdos.
Como nunca es vital abrir los brazos a la primigenia capacidad que heredamos del abuelo, mamá y papá, siempre dispuestos a cuidar que el camino de la existencia no fuera tan duro y complicado para sus descendientes. Hoy todos los seres humanos son descendientes de los que aún caminan por los mosaicos de sus casas, el pasto de sus jardines, el cemento de las calles si salen por el trabajo.
Han muerto demasiados, con todo y que no hay cantidad que por lo menos disminuya el dolor y la pesadumbre. Por eso es que más allá de las politiquerías hoy tan de moda en el país, queda la voluntad de cada persona no enferma para ejercer la compasión que no es tener lástima del prójimo, sino ponerse en su lugar y sentir su sufrimiento.
Sentir compasión es similar a la empatía, porque si usted se acuerda en la hora de la muerte el hombre crucificado tuvo ese sentimiento por la doliente humanidad. Y fue el dolor de todos el que sintió, el que dio origen a su propio legado, el más valioso porque estuvo lleno de compasión.
Siempre le insistiré que los hombres del poder desconocen que a través de la compasión sería posible crear una sociedad más justa, con futuro para todos, con esperanza para los que la han perdido.
Por todo lo anterior en estos tiempos de angustia, que la compasión nos lleve al corazón de cada semejante; que la compasión nos haga ser el otro, la otra, para sentir su pena o alegría, para saber antes que nada de su camino por la existencia con la humildad absoluta del que transforma la preocupación en acción.
Más allá de todo el horizonte de lodo que siempre rodea los momentos críticos de una sociedad, admire la sabia armonía del universo en las noches frías que abundan en estos días, sepa que en esa inmensidad de estrellas, galaxias y universos (que dicen hay muchos), alguien se compadece de nosotros, compadece de compasión, es decir que sabe de nuestra angustia y espera que ese sentimiento de una vez y para siempre se quede entre cada integrante de esta humanidad hoy doliente, pero dispuesta a dar el paso vital para encontrarse en el otro.
Mil gracias, hasta mañana.
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@JavierEPeralta