LAGUNA DE VOCES

Tren de la esperanza

Ahora es el frío. De mañana la esperanza es similar a la que tenemos. Es decir que se asoma por las ventanas, anima y luego se esfuma. Llega entonces el frío y las historias que son recuerdos dolorosos más y más cercanos, más con cara de espanto.

¿Dónde quedaron los nosotros que hablaban del amor como única vía a la salvación?

Descubrimos que el tiempo y las angustias terminaron por minar de manera irremediable la capacidad de enfrentar un fantasma que ha decidido quedarse, que no tiene para cuándo irse.

     El frío tiene voces diferentes, en la llamada normalidad recuerdo inmediato de las fiestas decembrinas, de esa época en que regularmente se reencuentra a la familia, a los cariños que se aceptan como permanentes. Pero esta vez ya no fue así, y por eso los escalofríos por las temperaturas bajas, el tiritar con el miedo como origen.

     Eso es lo que cambió de pronto todo, porque dejamos de tener un camino simple hacia el cambio de climas, de estaciones, de tiempos.

     Y es el problema: que las estaciones se transformaron en aquellas donde se estacionan los trenes interminables, los que caminan lentos en las vías que sabemos vida, pero que ahora no llevan a ningún lado.

    Aunque existe la esperanza de que un día cualquiera se escuche la alarma para desalojar las vías, porque el tren de la vida arrancará de nuevo.

     Eso esperamos.

     Con profunda fe, que es lo único que no se pierde.

Mil gracias, hasta mañana.

jeperalta@plazajuarez.mx/historico/historico

@JavierEPeralta

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