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LAGUNA DE VOCES

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* Cuando el frío congeló el tiempo

Pachuca se congeló ayer. A las 19 horas con 45 minutos fue declarada “Emergencia inusual” porque la ciudad, junto con cada uno de sus habitantes, habían detenido de pronto la marcha y quedado quietos sin dar un solo paso, sin respirar, sin cerrar los ojos, sin hacer un solo movimiento, igual que los miles de vehículos que circulaban por sus calles; igual que las máquinas de fábricas, hospitales, almacenes, oficinas.
    Cualquiera habría pensado que se trataba de una tragedia de dimensiones inimaginables, pero a la llegada de los primeros contingentes de auxilio provenientes de otras ciudades, -porque nadie había escapado a la situación en la capital hidalguense-, descubrieron que no era tal, que todos gozaban de cabal salud pero con la novedad que de alguna manera habían entrado en un estado de hibernación que no solo afectó a sus habitantes sino que incluso las casas, edificios, todo permanecía como congelado en el tiempo. Además la temperatura era cada vez más y más baja.
    En reuniones convocadas por el Sistema Nacional de Protección Civil no se daba crédito a lo ocurrido porque lo que se observaba era que el tiempo es el que permanecía congelada: los recién nacidos en hospitales no crecían pasados los tres primeros meses, igual que los jóvenes conservaban su cutis lozano y sin arrugas. Los viejos seguían igual que ese 20 de enero del 2020, decían en la conmemoración del Décimo Aniversario cuando el tiempo se detuvo en Pachuca.
    Solo una ocasión en esos diez años, una mujer que esperaba el transporte público al lado de una gasolinera parecía que estaba a punto de dar el paso definitivo para subir al autobús, lo que originó un crujido terrible a lo largo y ancho de la capital hidalguense, como si de pronto una vieja maquinaria empezara a ponerse en marcha. Pero nada sucedió. Familiares avecindados en la Ciudad de México llegaron en caravana para ver despertarse a los suyos, pero pasadas tres, cinco horas decidieron regresar de donde vinieron, porque además creció la versión de que el fenómeno que detuvo el tiempo podría repetirse.
    Está claro que durante todos esos meses no había salido el sol, y una densa capa de nubes impedía que un solo rayo se colara por alguna rendija. En las primeras semanas llegaron investigadores de otros países, pero sobre todo curiosos para observar de cerca el fenómeno más raro que se hubiera presentado en cualquier parte de la Tierra. Sin embargo el menor signo de que se hiciera más fuerte el frío provocaba tal espanto que las visitas se fueron haciendo más y más escasas hasta desaparecer.
    Pachuca se había quedado en una sola escena de la vida cotidiana desde el 2020, y aunque todos sabían que no había que lamentar decesos ni preparar funerales masivos, no atinaban a descubrir la fórmula para echar a andar de nuevo el tiempo que necesariamente se traduciría en asuntos fuera de lo normal cuando el abuelo, que se quedó congelado, despertara y viera que su nieto que se salvó -porque vivía en otra ciudad- podría ser su hijo o hasta su hermano.
    Tuvieron que pasar otras dos décadas para que un 20 de enero del 2050 de pronto todos empezaran a observar que las calles, avenidas y bulevares de la ciudad despedían vapor por todos lados, además de que la mañana de ese día de pronto el sol había aparecido en el cielo con aire majestuoso, con una fuerza sin igual. De repente, y como si nada, los vehículos empezaron a caminar, la mujer subió al autobús y éste siguió su marcha. Cada cual llegó a su casa donde los esperaban como si los 50 años transcurridos solo hubieran sido unas horas.
    Nadie se atrevió a informarles de lo ocurrido, y el resto del país aceptó guardar el secreto para no provocar la muerte de todos los que se congelaron en el tiempo por todos esos años.
    El asunto es que la ciudad, sus pobladores, todo, llevaba un atraso de 50 años del resto del mundo y nada se podía hacer sin provocar más daño que beneficio.
    Además 50 años es nada en el tiempo del universo, se consolaron todos.

Mil gracias, hasta mañana.

jeperalta@plazajuarez.mx/historico/historico
@JavierEPeralta