LAGUNA DE VOCES

Luceros para iluminar el mar
  

Mirarás el cielo de invierno porque siempre, en cada uno de los días que te resten de existencia, te dejará en las manos el lucero brillante que ilumina el rumbo de los navegantes que cruzan mares desconocidos, donde esperan tesoros de piratas legendarios que nunca acabaron de morir. Habrá noches en que sople el viento, rompa las velas de las carabelas portuguesas y galeones españoles, para dejar como único vestigio un pedazo de tela que flotará eternamente en el agua verde donde solo habita el recuerdo del olvido.
    Será necesariamente semanas antes del invierno, y el frío cederá ante tu mirada de esperanza, porque solo la esperanza puede remediar la vida cuando lastima el dolor de las ilusiones perdidas.
    Crecerán las nubes llenas de lluvia, pero nunca mirarás una sola gota hasta llegado el tiempo en que eso deba suceder.
    También es posible que recuperes el principio de las fiestas navideñas, escritures a tu nombre el olor de los que han jurado fidelidad eterna a las ilusiones, es decir a la certeza de que no hay realidades únicas, sino todas las que lograste edificar durante la noche que por fin descubriste que deseabas vivir en una tierra alejada de la tediosa y absurda constancia de los hechos.
    Pero el cielo será la clave, única y vital para saber que en cualquier momento, a cualquier hora, en el instante mismo que cierres los ojos, podrás reinventar cada uno de los luceros que miraste en tu infancia, en el mismo instante que te diste cuenta que la vida empieza a caminar aún antes que dieras el primer paso.
    Solo es posible vivir cuando la luz más grande del firmamento se dispara en las noches que anteceden al invierno, y entonces puedes contemplar con infinito detalle las siluetas de cada uno de los personajes que dieron sentido a tu vida, a la eufórica celebración porque te viste las manos, agradeciste el don del mar que cumple su tarea de hacerte comprender que todo, infinitamente todo pasa.
    Y sin embargo en ese andar sin posibilidad alguna de descanso que es la vida, lo sabes, nunca pasará el momento cuando alzaste la cabeza para mirar el cielo; para descansar en las estrellas la nueva ilusión, la única y más importante, que te había guiado desde el primer momento que respiraste el aire frio del mar tranquilo que llega a las playas donde los niños se tiran manojos de arena.
    Así que toda la tarde de ayer sopló el viento pachuqueño, y de pronto navegaste rumbo a costas sin descubrir. La tierra a la vista tantas veces buscada, el grito del vigía que miró por vez primera América y supo que el sueño se hacía realidad.
    Y en ese instante, después alguien lo escribió, cada uno de los tripulantes de la embarcación alzó la cara el cielo para mirar el lucero que siempre los acompañó a manera de estrella navideña, y los llevó sanos y salvos al puerto de salvación que también era el que daba cereza de que lo primero es imaginar, creer en lo imposible
    Hasta ese momento descubrieron un nuevo mundo.
    Hasta ese momento sabrás que más allá del cielo, siempre estará para salvación tuya y de todos los esperanzados en que la realidad no sea todo, el camino iluminado por luceros grandes y hermosos, faros del mar que impiden zozobren embarcaciones con miles, millones de personas que tienen como única tarea soñar, soñar y soñar.

Mil gracias, hasta mañana.

jeperalta@plazajuarez.mx/historico/historico
twitter: @JavierEPeralta

    
    

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