* Hijos y sueños
Aquí no cambian las cosas, supongo que por allá tampoco, porque el mundo se ha convertido en un lugar cada vez más complicado para intentar comprender por lo menos el destino que nos depara.
Estoy seguro que cuando regreses, el rostro de la ciudad donde naciste te será extraño, pero comprobarás que no es el lugar sino las personas que ahí habitan y amas, lo que hace la diferencia, la gran diferencia.
Ahora que cierro la edición del periódico, empiezo a pensar que como padre pocas veces reparamos en la justa necesidad que tenemos de ustedes, nuestros hijos, para vivir, y que la costumbre de tenerlos a la distancia breve de unos minutos, impide comprender que nada puede ser igual si no están cuando uno llega a la casa.
Descubro que te dejé a cuestas la tarea de llevarme a los lugares que conozcas con la magia de la palabra, lo que habrás de contarme; porque de un modo u otro hoy haces realidad mis sueños que ya son tuyos para siempre.
Sin embargo, te confieso, el sueño más importante de un padre son sus hijos, la extensión eterna de la vida, la necesidad de todo ser humano de alcanzar la inmortalidad. Y si de paso construyen con gusto las edificaciones que cuando joven imaginamos, es una bendición, es ganancia.
Así que el aire es bueno, igual que las mañanas que verás, y las noches que a veces te causarán angustia, pero la curiosidad de conocer, de tener el alma de expedicionario, estoy seguro anclará tu decisión de hacer lo que debas de hacer.
Pachuca es lluviosa casi a las once de la noche del día miércoles en que escribo. La calle que me lleva a casa es la misma, igual que el policía Lalo que me despide y pide te salude, y que tengas el tiempo de contarle lo que por los rumbos donde andas se mira, se admira.
¡Qué gusto saber que tuviste la oportunidad de empezar un sueño que desde niño tenías!
Hay mucho que agradecer a la vida, y ese es un deber permanente, una constante que te ayudará a sostenerte en momentos de dudas. La vida es valiosa por los amores que te ha dado, los cariños de tus hermanas, los ojos grandes de tu sobrina la más querida.
Hay mucho que agradecer, y es una posibilidad plena cuando cada mañana uno se levanta y mira que estamos juntos a la espera de noticias de quien hoy busca las posibilidades plenas de la felicidad.
Así que estás allá, pero también acá, al lado de tu madre, la familia que como nunca se sabe juntar para platicarte, preguntarte, saberte aliado de todos los proyectos que hemos construido.
Por lo demás las crisis están igual por tus rumbos que los nuestros. Crisis de todo tipo, de credibilidad de los gobernantes, de los hombres de poder. Crisis de esperanza.
Pero esa, la esperanza, es justamente la que hoy te dará los mejores nortes para encontrar el rumbo, la fortaleza para cumplir lo que te prometiste.
Pasadas las once de la noche, allá el principio del amanecer, es la simple necesidad de contarte la vida cotidiana que tantas veces compartimos, y que construyó la relación simple, tal vez común, pero nuestra, de padre y de hijo.
Mil gracias, hasta mañana.
twitter: @JavierEPeralta
CITA:
Estoy seguro que cuando regreses, el rostro de la ciudad donde naciste te será extraño, pero comprobarás que no es el lugar sino las personas que ahí habitan y amas, lo que hace la diferencia, la gran diferencia.