LAGUNA DE VOCES

* XEQK, la hora del Observatorio

“5 de la mañana 24 minutos. 5 24. Es hora de invertir en valores Banorte. /En otoño pedalea fuerte tu bicicleta. Casa Radio América las vende, Plaza Universidad. /Emergencia Galindo, servicio 24 horas, 564 26 00, Tuxpan esquina Baja California./ Con frutos seleccionados se elabora Pascual, Pascual fruta sana en su bebida, refrescante./ Para muebles ni hablar, solo Baltazar, la esquina que domina, Aldama y Mina, Buenavista./ ¿Usa anteojos? Cambie a lentes de contacto, flexibles o hidrofílicos, Opti Juárez 117 junto a Lotería./ Este sábado tarde de juego en el hipódromo, tremenda batalla de veloces doceñeros./ Moda para verano, primorosas telas en bellos colores, Telas Junco Centro, Satélite y Tacubaya./ Hoy equipos modulares rebajados 25 por ciento al contado, Comercial Requejo, Palma y Donceles./ Chocolates Turín (cantado) Chocolates Turín más de 50 años de estar presentes en el exigente paladar mexicano./ Maestro mecánico Marcos Carrasco garantiza riguroso control de calidad en la rectificación de motores./ En Banco Mexicano Somex tenemos un servicio serio para que usted sonría./ Por su regio sabor y deliciosa suavidad, la cerveza es Corona./ XEQK proporciona la hora del Observatorio, misma de Haste, Haste un nuevo concepto del tiempo: 5 de la mañana 25 minutos, 5 25”.
    Un minuto de la XEQK.
    Una historia completa en la vida particular de los que rebasamos las cinco décadas, y suspiramos con melancolía por esos años en que no había mejor forma de salir de la cama disparado a la escuela, subir al camión, respira con esperanza lo que la vida pudiera depararnos. ¡Era tan fácil ser feliz en esa época!
    Dirán lo mismo los que hoy se suben y se sientan en nuestro lugar, y cuentan el tiempo en el celular que hoy sustituye al concepto que Haste traía. Hoy ni los relojes de esa marca existen.
    En ese entonces el refresco Boing era Pascual a secas, el maestro Marcos Carrasco el único que rectificaba motores con garantía, y además de Banorte existía el Somex como pequeños bancos que se anunciaban en la Hora del Observatorio.
    De todos modos nunca pude llegar a tiempo a la primera clase que era a las siete de la mañana, pero con un trayecto de casi dos horas simplemente acabé por comprobar que era una tarea imposible, superior a todas mis fuerzas.
    La vida de madrugada en el transporte público, en el autobús que se le decía entonces “foráneo”, es una experiencia que todos deberían vivir por lo menos algunos años de su existencia.
    Acaba por ser una etapa que se guarda con singular celo en la memoria, y al paso de los años se aprecia mejor el justo instante en que apurábamos la vida con la voz machacona de dos locutores que anunciaban minuto a minuto productos, tiendas, telas, mecánicos para coronar con el “5 de la mañana y tantos minutos”.
    De otro modo es difícil explicar que resulte posible traer al presente la escena justa en que uno tomaba el primer camión en la esquina donde estaba una pulquería recubierta con mosaicos rosas y en las esquina de la puerta otros que semejaban ladrillo, alumbrado taciturno que casi se escondía de vergüenza, el primer puesto de atoles y tamales, las seguridad de que pasado el tiempo buscaría en algún lugar la estación que también anunciaba las gelatinas “Art, Art, gelatinas Art”.
    Sin embargo todo es pasado, y el signo inequívoco de que el tiempo transcurrió a pesar de nosotros, es que toparnos con unos minutos de la XEQK, dio como resultado la nostalgia, única, feliz de haber tenido como motivo para el recuerdo anuncios retacados en un minuto, tan fugaz como la vida del que mira y goza la dicha de acordarse, simplemente acordarse.

Mil gracias, hasta mañana.

jeperalta@plazajuarez.mx/historico/historico
twitter: @JavierEPeralta

    
    
    
    
    

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