LAGUNA DE VOCES

   •    Tiempos modernos


La caída en los servicios de google (drive y mail), pusieron a prueba no solo el ingenio, sino la tolerancia de nuestros jóvenes encargados de la mesa de redacción y diseño, para sacar adelante la edición de ayer, luego que de pronto descubrieron que el mundo virtual en que se habían acostumbrado a trabajar se quedaba estático, petrificado, sin poder bajar ni subir archivos, sin hacer caso a ninguna orden, sin dar señas de vida.
    Sin embargo esta generación de periodistas, que prácticamente ha crecido en el mundo de las computadoras y la internet, tampoco pusieron el grito al cielo y se rindieron por adelantado, luego que el área de atención a clientes de Google reconoció que había problemas en todo el mundo en sus plataformas de correo y de espacios para el trabajo común, o drives.
    Por el contrario, tomaron como herramienta para la transferencia de archivos y fotos el WhatsApp, que por cierto hoy se cayó junto con Facebook e Instagram. Vaya pues, que demostraron no ser dependientes de una sola tecnología, porque además echaron mano de las memorias usb para llevar material al área de diseño.
    Pese a todo, lo cierto es que las nuevas herramientas de trabajo que se usan en casi todos los medios informativos, que permiten estar sin estar en la oficina para revisar y aprobar planas, se han convertido en parte de nuestras vidas y han convertido el comedor de nuestra casa en una extensión de la redacción. Es como si se estuviera como antaño a medianoche en compañía de los responsables del cierre de edición, de los de diseño, de los que hacen láminas, de los impresores.
    Es decir, de pronto nos damos cuenta que la pantalla del ordenador es una extensión de nuestra cara y manos, al grado que cuando se pasma, la primera reacción es sentirnos perdidos… pero sólo unos minutos.
    Hoy todas las redes sociales, bueno casi todas, quedaron petrificadas también, y no se sabe si fue fruto de que ya cobraron vida propia y se cansaron de ser el conducto para tantas locuras que la gente decide subir al Facebook, Whats o Instagram. Hoy por hoy la vida se valora por el número de seguidores que se puedan tener en cada una de estas plataformas. A menor número, menor la valía que se da la persona. Seguidores que por supuesto casi nunca nadie sabe quiénes son, y tampoco le interesan.
    Lo importante son las cantidades, los miles y miles, los millones y millones. Esos seguidores dan razón a la existencia, y si de paso mucho dinero pues todo está completo.
    Sin embargo, como instrumento de trabajo, los espacios virtuales son únicos, dignos de ser considerados indispensables, nuevos lugares de encuentro si así se desea, nuevos caminos en la existencia que nos conducen a esos antiguos sueños de compartir el tiempo con otros.
    Pero se sufre, vaya que se sufre cuando de pronto se cree todo perdido si la línea se quedó muda. Línea donde transitan miles y miles de datos que dan origen y existencia a planas completas de periódico.
    Y nada como celebrar la inteligencia de los jóvenes periodistas que saben salir de un pequeño bache de la modernidad.

Mil gracias, hasta mañana.

jeperalta@plazajuarez.mx/historico/historico
@JavierEPeralta

CITA:
    Pese a todo, lo cierto es que las nuevas herramientas de trabajo que se usan en casi todos los medios informativos, que permiten estar sin estar en la oficina para revisar y aprobar planas, se han convertido en parte de nuestras vidas y han convertido el comedor de nuestra casa en una extensión de la redacción. Es como si se estuviera como antaño a medianoche en compañía de los responsables del cierre de edición, de los de diseño, de los que hacen láminas, de los impresores.

Related posts