LAGUNA DE VOCES

* Rescoldos de la eternidad

Apenas pasados unos meses nos olvidamos de nuestros muertos. Pero ellos no. Igual nos pasará cuando nos toque el momento de partir en algo que siempre tiene el mismo calificativo: “sueño eterno”, “eterno descanso”, “adiós eterno”, “recuerdo eterno”, etcétera, etcétera. La realidad del ser humano es que difícilmente hace válido ese compromiso, y por salud mental, o conveniencia con el diario vivir, arranca el rito del olvido apenas recupera las ganas de caminar.
    Probablemente no sería tan doloroso el asunto de comprometer un sentimiento más allá del tiempo mismo, si tuviéramos la oportunidad de asomarnos a ese otro mundo del que siempre tenemos sospechas y propensión a creer, que con con todo y nuestras creencias, solo es asunto de cerrar los ojos y apagar el cerebro para caer en un profundo pozo donde no hay nada, donde habita la nada.
    Sin embargo todo cambia, y lo que tanto duele se transforma en esperanza, al recibir la visita de quien se supone ya nunca podría regresar luego de partir hace casi 50 años, y nos sorprende que sea algo tan simple aceptar que ni nos vamos sin escalas a la nada, y que existe un orden muy manifiesto en cada una de las realidades que nos tocará vivir, o sentir, o como quiera cada quien llamarlas.
    De alguna forma traemos recuerdos de los lugares que recorrimos en esa otra estación del tren, y por eso, seguramente por eso, hay personas que desde el primer instante que nos topamos con ellas, se prende una pequeña lucesita en el lugar donde se guarden los recuerdos de las realidades por donde hemos pasado, que nos da la certeza de que la eternidad no es asunto de vivir años y años, sino de alcanzar la sabiduría para distinguir y distinguirnos.
    A mí como a todos nos permite renovar la certeza de lo que somos, platicar el día menos pensado con quien extrañamos desde que éramos niños, recibir sus consejos, pedirle cuide y ayude a quienes son su herencia. Cada cual lo vive a su modo, y los sueños siempre han sido el canal predilecto para hacernos sentir sus manos cariñosas, su voz ordenas y amorosa.
    Pero hay ocasiones que eso no sirve y entonces, solo entonces, dejan un momento la realidad en que viven, y regresan a esta otra donde hay quienes de tanto extrañar están a punto de perder la oportunidad de tomar el tren seguro a otra estación.
    Y son esos instantes en que son igual a lo que cada quien extraña, porque descubrimos que en términos concretos nadie se va del todo. Y no, no se trata de recuerdos, sino realidades absolutas, constantes y sonantes donde se abre la puerta que conduce a la esperanza absoluta, alejada de toda duda; donde nos damos cuenta que todo es posible.
    Hay una magia que todo recién nacido trae en los ojos, y como todos fuimos recién nacidos alguna vez, luego entonces también la poseemos. Regularmente olvidamos todo, o casi todo, pasados los años, y dejamos de creer en esa normalidad que en los pueblos se maneja de convivencia entre muertos y vivos.
    Lo cierto es que no hay diferencia alguna entre unos y otros, y por simple necesidad de distinguirlos se catálogo a unos como los que ya están en un panteón, y a otros todavía no. Pero no hay diferencia alguna entre unos y otros, porque es un eterno ir y venir entre una y otra realidad.
    Es por eso que nos gusta tanto comprometer el amor hasta la eternidad, porque sabemos que es posible y no simples palabras que se sueltan producto de la necesidad de no quedarnos solos.
    Los muertos regresan no porque se hayan ido. Regresan porque su casa está aquí y también en esa otra parte, donde no sabemos si volveremos a nacer, si será asunto de simplemente aparecer, o si se trata de cerrar los ojos y abrirlos para descubrir algo que nos contarán es un asunto simple cuando bien se aprende.
    Por lo mientras, es tiempo de aprender que la eternidad camina al paso y empieza aquí mismo, cuando por fin logramos descubrir los rescoldos del amor que nunca termina y eso es igual a eternidad.

Mil gracias, hasta mañana.

jeperalta@plazajuarez.mx/historico/historico
@JavierEPeralta

CITA:
    Los muertos regresan no porque se hayan ido. Regresan porque su casa está aquí y también en esa otra parte, donde no sabemos si volveremos a nacer, si será asunto de simplemente aparecer, o si se trata de cerrar los ojos y abrirlos para descubrir algo que nos contarán es un asunto simple cuando bien se aprende.
    Por lo mientras, es tiempo de aprender que la eternidad camina al paso y empieza aquí mismo, cuando por fin logramos descubrir los rescoldos del amor que nunca termina y eso es igual a eternidad.

    
    

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