* Nacimos ayer
Dijo que había nacido ayer, y por muchas razones aceptamos como verdad lo que resultaba a todas luces un absurdo. Pero a partir de ese momento se empezó a contar por días su edad.
Por eso fue una terrible tragedia cuando murió apenas cumplidos año y medio en el raro conteo que llevaba.
Después interpretamos el: “nací ayer”, como un homenaje a los que lo rodeaban y llegaron a quererlo porque era una buena persona, con sueños como todos y un aprecio especial por los que aprendieron a escucharlo los últimos años de su existencia.
La vida termina justo a tiempo, nos decía las ocasiones que había tranquilidad para hablar sin ningún tema en especial.
También aseguraba en esas ocasiones que regresaría, que era fácil nacer de nueva cuenta y presentarse con esa frase, que no era la única ocasión que regresaba. Que además no se iba, porque había aprendido a pasar de un mundo a otro sin problemas de ningún tipo.
Al principio, cuando todavía el luto era presente, dimos por hecho que simplemente se había ido para siempre, que los muertos desaparecen y solo el recuerdo resulta ser eterno.
Sin embargo, y por eso esta historia es historia, apareció una noche con la misma cara y las mismas palabras: “nací ayer”.
Era cierto todo lo que nos contaba de que cada destino se cumple, cada sueño, cada ilusión se cumplen en el mismo instante, asunto de saber como saltar de uno a otro.
Lo había logrado en repetidas ocasiones, lo lograría siempre.
Así que ese pequeño grupo de amigos aprendió que la eternidad se consigue con un ejercicio diario en que los destinos se entrelazan, se hacen uno.
Dejamos de estar tristes por lo que pensamos eran ilusiones perdidas eternamente.
No era así, nunca fue. Y de pronto nos dimos cuenta que sí: “nacimos ayer”.
Mil gracias, hasta mañana.
CITA:
Dejamos de estar tristes por lo que pensamos eran ilusiones perdidas eternamente.
No era así, nunca fue. Y de pronto nos dimos cuenta que sí: “nacimos ayer”.
jeperalta@plazajuarez.mx/historico/historico
@JavierEPeralta