LAGUNA DE VOCES

    •    Los últimos dos meses del año


Un hecho sustancial de los dos últimos meses de cada año, es que nos traen a la realidad, y la realidad siempre se relaciona con la vida, su paso inexorable, la incapacidad para entender que, al final del día, nos dejará con la boca abierta, sorprendidos por todo el tiempo que nos regaló y no supimos aprovechar. Todavía más complicado si en ese azar con el que gusta jugar el destino, cumplimos años precisamente en noviembre o diciembre.
    Llegar con más edad a la conclusión del 2018 por ejemplo, es ser igual al calendario donde se anotan con insistencia las fechas que suponemos harán que su recuerdo nos llene de felicidad. Pero no es así, o al menos en pocas ocasiones sucede de esa manera porque, lo dijo Arreola, la vida no es muy seria en sus cosas.
    Nos gusta ser optimistas sin una base real que justifique esa actitud. Y es así que miramos con profunda esperanza que, por principio de cuentas, podamos cerrar un año más sin una enfermedad que nos agarre del pescuezo para no querer soltarnos. Es una conseja popular que sin salud lo demás no existe, y por muchas razones que conocemos es cierto. De tal modo que a esta edad será importante celebrar que acudiremos a la fiesta del 31 de diciembre, donde quiera que la suerte nos lleve, completos, todavía sin un pie chueco o cosas por el estilo.
    Si de pura casualidad tenemos un sueño por cumplir, deberemos ser agradecidos con el destino, porque lo más seguro es que nuestros contemporáneos estarán fastidiados de todo, ajenos a cualquier nuevo proyecto y simplemente dispuestos a irse cuando toquen retirada.
    Cuando éramos niños, lo dicen todos, las festividades de Navidad eran lo más importante. Ahora mantienen esa facultad de causar tanto regocijo en los ojos de los hijos si aún son pequeños, o la nieta que sí lo es.
    Evidentemente cambiamos con o sin darnos cuenta.
    Es justo ahora cuando podemos desear de corazón, con sincero amor, que nuestras gentes amadas se encuentren con salud; que el familiar enfermo desde hace tanto tiempo se cure y se cure bien porque lo merece, porque es un acto de elemental justicia que se despierte en el 2019 con esa sorpresa que todos esperamos, de que la pesadilla terminó.
    Podemos ser bondadosos en términos reales, amorosos, porque hay sinceridad de por medio, una sana abnegación a lo que la vida nos dio o nos quitó.
    Ya corre el primero de estos dos últimos meses del año. Nunca ha detenido su paso ni lo hará, así que es mejor llevarse bien con el segundero, el calendario, el reloj que marca todo en su carátula. Hacerse enemigo de esos elementos sólo podría derivar en una mala jugada del destino.
    No conozco a nadie que haya comprendido la existencia a cabalidad. Si acaso algunos lo han intentado sin resultados claros, inobjetables. Cada uno tiene su propia versión de las cosas, explica su pasado, presente y futuro a partir de muchas creencias que a veces cree seguras.
    Pero no lo son.
    No tienen por qué serlo.
    El misterio de la existencia humana es precisamente que todos puede mantener su propia idea de qué hacemos por estos rumbos, por qué algunos seres queridos enferman tan gravemente, por qué uno sí y otro no.
    De alguna forma llega el momento en que alguien comparte en cierto sentido la versión que tenemos de la vida, y eso es un milagro que rara vez se da. Entonces los seres más solitarios cambian, ven todo con cierta certeza de que al final de los meses últimos, no del 2018 sino de este viaje por esto de respirar y estar vivo, de alguna manera no nos iremos solos. Alguien nos acompañará porque pudo mirar desde ese ángulo único, lo que nosotros miramos.
Mil gracias, hasta mañana.
jeperalta@plazajuarez.mx/historico/historico
@JavierEPeralta

CITA
De alguna forma llega el momento en que alguien comparte en cierto sentido la versión que tenemos de la vida, y eso es un milagro que rara vez se da. Entonces los seres más solitarios cambian, ven todo con cierta certeza de que al final de los meses últimos, no del 2018 sino de este viaje por esto de respirar y estar vivo, de alguna manera no nos iremos solos. Alguien nos acompañará porque pudo mirar desde ese ángulo único, lo que nosotros miramos.

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