LAGUNA DE VOCES

* Cuando el “Sidral” era medicina

En aquellos tiempos el “Sidral Mundet” estaba a un grado de ser medicina, igual que el pulque carne. Poseía cualidades misteriosas, gracias a las que cualquier enfermo podía estar seguro que iba por el camino cierto a la curación si lo tomaba. Las pocas veces que vi enfermo a mi padre, una o dos en toda su vida, era obligación que en su convalecencia tomara el refresco de referencia, pero que en esa época era considerado un brebaje ligado a la salud.
    Hace algunos ayeres se convirtió en parte de la trasnacional “Coca Cola”, y pasó de ser una pócima llena de leyendas curativas, a un simple refresco con sabor a manzana y gas. Vaya pues que ni el letrero que dice “pasteurizado”, le ha permitido retomar glorias pasadas.
    A estas alturas del comercio global, seguramente ninguno de nuestros hijos creería lo que un tiempo fue el “Sidral Mundet”. Para ellos es uno más de los productos de la “Coca”, y como tal simplemente reconocen su sabor, pero sin posibilidad alguna de que pudiera ser casi una medicina.
    Según me cuentan, los propietarios del misterioso refresco se resistieron hasta el último momento a la venta, pero ante la segura derrota con un monstruo de mil cabezas que representa la bebida gaseosa de “Cola”, acabaron por aceptar la oferta, asegurar de paso su futuro y de otras generaciones, pero con la certeza de que un producto casi tradicional estaba simplemente perdido.
    Sé que el tiempo, el dichoso desarrollo, trae como consecuencia que el pasado inmediato en que fuimos jóvenes se desvanezca,  sin darnos oportunidad alguna para jalar el último resuello de recuerdos, y pensar que con esa simple acción será posible conservar los elementos que le dieron razón de ser a nuestra vida.
    No hay marcha atrás en eso de los años. Hasta hace poco me resultaba gracioso insistir en la imagen de la resbaladilla, donde uno se asoma en lo más alto de la misma a los 50, para luego sentarse y descubrir que no habrá poder humano que detenga la vertiginosa bajada.
    Ahora ya no tanto, cuando miro cómo pasa la historia de una existencia, la mía, y sé, estoy cierto, que con la necedad de recuerdos tan simple como un refresco que creía con cualidades mágicas, no hago sino confirmar que sólo una vez, a veces de manera fugaz, se puede mirar el horizonte desde la parte alta.
    Como quiera que sea, y seguro dirán que son achaques de viejo, el “Sidral Mundet” de ahora no es el mismo de antes. Primero porque aparece la leyenda casi malévola, el sello que pudiera ser 666, pero en cambio dice “Coca Cola de México”. Por ese simple hecho ya no es el mismo refresco.
    Y luego que ya no conozco mamá preocupada por su hijo que mande a comprar un “Sidral” para darle al enfermito.
    Asuntos de tiempo y trasnacionales.

Mil gracias, hasta mañana

jeperalta@plazajuarez.mx/historico/historico
twitter: @JavierEPeralta

CITA:

    Ahora ya no tanto, cuando miro cómo pasa la historia de una existencia, la mía, y sé, estoy cierto, que con la necedad de recuerdos tan simple como un refresco que creía con cualidades mágicas, no hago sino confirmar que sólo una vez, a veces de manera fugaz, se puede mirar el horizonte desde la parte alta.
    Como quiera que sea, y seguro dirán que son achaques de viejo, el “Sidral Mundet” de ahora no es el mismo de antes. Primero porque aparece la leyenda casi malévola, el sello que pudiera ser 666, pero en cambio dice “Coca Cola de México”. Por ese simple hecho ya no es el mismo refresco.
    
    

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