LAGUNA DE VOCES

* Bluetooth para el corazón

Cada uno de los aparatos que utilizamos en la vida cotidiano de estos tiempos pueden conectarse unos con otros. Por wi fi, bluetooth, y seguramente otros mecanismos que existen pero desconozco. Son la comunidad más feliz del mundo, porque comparten datos, sonidos, fotografías, películas, todo. Es lo de hoy, que las creaciones de los humanos puedan establecer una comunicación constante y permanente.
    Del otro lado estamos nosotros, maravillados por lo que el ingenio humano ha logrado en tan poco tiempo (apenas en los 90 surgió todo esto del internet). Nos miramos, solazamos, enorgullecemos de lo que hemos construido para que las máquinas se entiendan cada vez más.
    Por ejemplo mi computadora puede mandar música a una bocina pequeña a través del bluetooth. Música proveniente de otra máquina que se llama spotify, porque a la fecha, y con todas las dudas que aún tengo, no creo que una persona atienda mis peticiones cuando en el buscador anoto que quiero escuchar a este u otro artista.
    ¡La maravilla de la comunicación! Por supuesto entre las máquinas.
    Porque hace tiempo, mucho, que la tecnología nos comió el mandato. Nos hizo más flojos al grado de permitir que un robot pone discos, pone memorias o lo que sea, decida al final de cuentas por mi la música que habré de escuchar, luego de convencerme que él solito puede, nomás es asunto que le anote el autor y ya me recomendará otros del mismo estilo, y hasta me sugerirá otros que acrecentarán mi acervo cultural en la materia.
    Ya sé que parece rabieta de anciano, y que al rato voy a salir con que los discos de acetato eran mejores que los cds por el siseo, o gis le dicen algunos, que se escuchaba cuando la aguja corría sobre los surcos del plástico.
    Ya sé también que eso no es cierto, que la calidad ha mejorado descomunalmente, y que incluso ahora podemos escuchar lo que antes era imposible.
    Pero lo cierto es que a mayor avance en la tecnología veo más gente solitaria, me veo a mi mismo más ajeno a lo que le pase o no al de enfrente, ensimismado, absorto en quién sabe cuánta cosa.
    Debieran inventar un wi fi o un bluetooth para los cerebros humanos, un messanger, un whats, que nos alerte de la necesidad de que alguien, cercano o cercana, quiere simplemente hablar, contarnos del mundo a través de lo que mira; hacernos saber que en este diminuto espacio de tiempo que nos es concedido, siempre es valioso saber que el escenario diario puede tener miles de interpretaciones a partir del punto de vista de cada persona.
    Por supuesto es un decir.
    No hay necesidad de que nos coloquen una antena rastreadora de humildades, porque sin humildad es difícil reconocer que se tiene necesidad de otro ser humano. Es asunto de no permitir que la abrumadora posibilidad de ser receptores, nos deje a la vera del camino, donde viven los abandonados, los que por celular, reloj inteligente, computadora o tableta conectada vía inalámbrica, televisión de internet, están ciertos que el mundo les pertenece, es suyo, aunque la cruda realidad es que son, somos, un bit más en la infinita carrera de las máquinas.

    Mil gracias, hasta mañana.

peraltajav@gmail.com
twitter: @JavierEPeralta

CITA:
Debieran inventar un wi fi o un bluetooth para los cerebros humanos, un messanger, un whats, que nos alerte de la necesidad de que alguien, cercano o cercana, quiere simplemente hablar, contarnos del mundo a través de lo que mira; hacernos saber que en este diminuto espacio de tiempo que nos es concedido, siempre es valioso saber que el escenario diario puede tener miles de interpretaciones a partir del punto de vista de cada persona.

        

Related posts