LAGUNA DE VOCES

Eternos por el amor

Según hemos entendido, la mejor alternativa para que una persona alcance la inmortalidad, es que asuma con absoluta responsabilidad, pero sobre todo resignación, la seguridad de que verá morir a todos los seres que hoy en día ama, y también a los que tendrá que conocer en un futuro inmediato y lejano, para verlos irse de manera definitiva. Tendrá que vivir, para que se entienda, sin la muerte, y con todo y que resulta atractivo el asunto en un primer momento, aseguran los que ya en alguna ocasión intentaron ser eternos, se transforma en el obstáculo insalvable a la hora buena.
    No es sin embargo un problema para los que están decididos a enterrar el presente y el futuro, de tal modo que, con toda seguridad, la tierra de los inmortales empezará a poblarse paulatinamente, aunque la historia de lo que suceda quedará en manos desconocidas, porque a la fecha ninguno de los apostaron a esa aventura en el pasado lejano, ha querido abandonar su identidad secreta.
    Los que más duran y mantiene su propósito de nunca morirse, son los que en la primera centuria de su existencia alcanzaron un cargo político, es decir que se hicieron del poder, y por lo tanto están seguro que la fórmula para evitar el aburrimiento y el fastidio, es dedicarse a realizar maldades a diestra y siniestra, inventar problemas para luego solucionarlos, y sobre todo asumirse con perfil de dioses y jugar con el destino de los mortales, que por supuesto no son ellos.
    Es posible afirmar, con absoluta certeza, que esa es la razón de que la historia pareciera que se repite sin cesar, con los mismos errores, los mismos aciertos y las mismas personas. Y es que, aseguran, una vida eterna plana, sin emociones que solo brinda el juego del bien y el mal que inventan, acaba por colocar a los inmortales en el predicamento que las miles de piezas de ajedrez que manejan a su antojo estén tentados a ser como ellos.
    No hay como tirar todas las piezas, de ser posible hacerlas pedacitos, para empezar un cuento de nunca acabar, pero que tiene cierto gusto en la aspiración natural de los que saben se van a morir, pero aspiran con absoluta ingenuidad, a querer ser también eternos.
    Todos los horizontes, los escenarios que en algún momento despiertan la emoción única porque se ven sin igual, terminan por parecerse a los recuerdos que son infinitos en aquellos que viven y viven sin cesar. A lo mejor, en una de esas, usted ha tenido la sensación de haber estado en un lugar que se supone nunca había visitado, pero si dedica el tiempo necesario para apurar la memoria, tal vez descubra que efectivamente sí conoce a detalle ese espacio que creía desconocido.
    Y no, no le hablo de si reencarnó o si viajó en el tiempo. No, se trata simple y sencillamente de que es inmortal pero no se acuerda, o recurrió a ese remedio primitivo pero infalible de los que se hartaron de vivir y que se llama olvidar.
    Olvidar es el mejor remedio contra la vida eterna, porque le permite arrancar de cero sin el menor riesgo de hacer corto circuito con las sorpresas malsanas que provoca la confusión. Sépalo de una vez por todas: no es que a lo mejor conoció un lugar que se supone jamás había visitado, o que de pronto amó con los ojos cerrados a una mujer que le miró a los ojos. No. Se trata de que sí estuvo en ese lugar, y esa otra persona que hoy adora de manera misteriosa, es la misma que lo acompañó cuando ambos empezaron el largo camino de la eternidad.
    Sin duda ese es otro factor que descubre a los inmortales: el amor. Puede parecerle cursi, pero es el signo inequívoco de que la muerte se esfuma tan solo al pronunciar la palabra. Todos los amorosos son eternos, y no es que se transformen, se transfiguren. Es que en algún lugar de la historia conocieron, se conocieron, y el asunto era reconocerse nadamás.
    Cuando uno se reconoce con el amor sin tiempo, llega primero la locura, luego la calma y finalmente el descubrimiento de que andaban perdidos, incapaces de morirse sin saberlo, hasta que la eternidad les llega a través del conjuro único y maravilloso del amor, del puro y constante amor. Otros, como lo hemos anotado, consiguen lo mismo por el poder, pero seguro que sabe que entre uno y otro, hay un mar de diferencia.
 
Mil gracias, hasta mañana.
jeperalta@plazajuarez.mx/historico/historico
@JavierEPeralta
 
CITA:
Sépalo de una vez por todas: no es que a lo mejor conoció un lugar que se supone jamás había visitado, o que de pronto amó con los ojos cerrados a una mujer que le miró a los ojos. No. Se trata de que sí estuvo en ese lugar, y esa otra persona que hoy adora de manera misteriosa, es la misma que lo acompañó cuando ambos empezaron el largo camino de la eternidad.
    
    
    
 
 

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