LAGUNA DE VOCES

* Europa

Las lunas de Júpiter debieran estar habitadas por alguna raza no humana que nos enseñara las mínimas reglas de la etiqueta interplanetaria. Es decir que con el ejemplo que solo pueden dar civilizaciones superiores, nos ahorrarán el peso de las calamidades que trae un aprendizaje tan lento y tortuoso como el que padecemos.
    Europa se llama uno de dos satélites gigantescos que dejan boquiabierta a nuestra luna humilde, y hay tantas conjeturas en torno a sus quehaceres, que muchos están ciertos que la nave Juno enviará la primera fotografía de un europeo ajeno y desinteresado del dichoso Brexit.
    Es así que en un futuro nada lejano, los que busquen salvarse de la tragedia de un planeta en ruinas, emigrarán para Europa, donde pedirán asilo a los nativos que recordarán con gusto la llegada de una nave primitiva procedente de la tierra.
    A partir de esta noche mirar el cielo cambiará la inocencia con que lo hacíamos, porque el misterio habrá dado paso a una profunda esperanza de que en esos lugares insondables del universo, alguien tenga la paciencia suficiente para enseñarnos los artilugios de vivir sin el ánimo de fastidiar al vecino.
    Marte se quedó con su fama de ser una copia muerta de nuestro planeta, y la verdad es que toda visita extraterrestre apuntó siempre a la gigantesca bola casi del tamaño del sol.
    Sin embargo es Europa donde, los que saben o dicen saber, se encuentra el escenario justo de misterio y esperanza.
    Asómese hoy por la noche al cielo. Júrele amor eterno o mortal a esa luna con nombre de continente, mire con detenimiento todo lo que puede traer a nuestros corazones rotos, y sepa que por vez primera la esperanza puede renacer.
     Por vez primera la exploración espacial llega a un lugar pleno de leyendas, de historias que han insistido una y otra vez en la aparición de humanos olvidadizos de otros tiempos, otra era en que apuntaron los ojos al cielo y descubrieron la primera rendija de los buenos tiempos.
     Luego lo olvidaron para desgracia nuestra.
     Hoy volvemos a tener esperanza.
     Y se llama Europa.

Mil gracias, hasta mañana.

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