REPORTAJE | La vida antes del coronavirus, un encuentro con el país de la Gran Muralla

Cinco meses antes de que se diera la noticia sobre el surgimiento de enfermedades derivadas de un tipo de coronavirus en la República Popular de China, yo abordaba un avión con destino a Shanghái. Tras 17 horas de viaje aterricé en mi destino, escuchando instrucciones en francés, inglés y chino.

Llevaba dos maletas permitidas en el vuelo, así como una mochila con la bandera de mi país creyendo ingenuamente que el emblema nacional sería bien conocido en el otro lado del mundo, sin embargo no fue así. Conforme avanzó mi estancia de 68 días, pude darme cuenta de que México no está en la mira del mundo, y que hay muchos lugares en los que ni siquiera se sabe de la existencia del mexicano.

Lo primero fue llegar y salir del aeropuerto, el nerviosismo de contestar con un nivel medio de inglés así como llenar la tarjeta de llegada hizo que comenzara a sudar. Tras 45 minutos logré atravesar la línea para estar dentro de China. Así comencé la aventura, acompañado de Meng Ju, mi entrañable amiga que aguardaba con impaciencia que saliera del aeropuerto para tomar el metro que nos llevaría a la estación de tren (en donde compraríamos los boletos para el viaje por norte) y luego al centro de Shanghái.

Sí, debo reconocer que mi nivel de inglés no es bueno, además de que mi acento empeora lo poco que podría utilizar para hacerme entender. Sin embargo eso no fue problema los primeros días en que estuve acompañado de mis amigos: Meng Ju y Yu Jie, ya que traducían todo por mí y me enseñaban el movimiento de la gran metrópoli, el primer día en China cenamos en la periferia del “Jardín Yuyuan”, en Shanghái.

Tras no conseguir boletos de tren para Xi’an tuvimos que cambiar el itinerario del viaje hacia el norte, así que permanecimos un día más en Shanghái, mientras mi amigo, Yu Jie fue a trabajar, Meng Ju me llevó a conocer el templo budista, “Jing’an”.

Templo Jing’an

El templo budista Jing’an toma el nombre de uno de los distritos que conforman Shanghái que significa paz y tranquilidad, por lo que en una traducción literal, es el “Templo de la Paz y Tranquilidad”. También es el templo budista más antiguo de la ciudad y con este tuve mi primer acercamiento al conocimiento ancestral de la cultura china y del budismo, que la mayor parte de la gente en México considera que es la “religión” que profesa la población china.

El templo olía a incienso, en el patio principal se encontraba el gran cenicero donde la gente dejaba sus varitas de incienso para que se consumieran y sus peticiones se elevaran al cielo, de esta forma en una máquina dispensadora pudimos comprar varitas de incienso mismas que encendimos y luego colocamos con las dos manos sobre la frente para hacer una reverencia a cada punto cardinal, como si pidiéramos el favor a “los cuatro rumbos del universo”, como hacen los pueblos originarios de México, y enseguida las pusimos en el cenicero. Ya estaba hecho, más que pedir favores, mi pensamiento se concentró en agradecer todo lo que la vida me había dado hasta ese momento, era el agradecer a Buda, el permitirme llegar a su casa con bien.

Dentro del templo se encuentra el salón principal en el que reside la estatua de “Buda” sentado, presuntamente hecha en plata, misma que tiene una altura de 8.8 metros. A espaldas de la misma se encuentran grandes obras de madera en alto relieve, en dónde se pueden apreciar imágenes sobre la vida de Buda.

En otro salón, pude ver la estatua de la Diosa Guanyin, que mide 2.6 metros de diámetro por 6.2 metros de altura y tiene un peso de cinco toneladas. Está hecha de madera de alcanfor. Ella reside dentro del templo budista como Bodhisattva, “alguien dentro del camino hacia la iluminación”.

El Bund

Aquella noche fuimos a cenar cerca y a conocer el malecón nombrado “Bund” por los ingleses, ahí se pueden observar edificios con estilos: gótico, románico, neoclásico, barroco y renacentista. En tanto, del otro lado del río Huangpu, los edificios modernos y representativos de Shanghái entre los que destacan la Perla Oriental.

Así terminó este día en el que nos preparamos también para salir hacia el norte, en dónde la aventura y el conocimiento nos esperaba, para descubrir una China que en raras ocasiones se abre para los turistas, así fue el inicio de un viaje al país que hoy está en la mira no sólo por ser potencia mundial por su desarrollo y economía, sino por el brote de un nuevo tipo de coronavirus, mismo que ha cobrado la vida de miles de personas.

Viaje al norte

Para llegar al norte de China, tomamos un tren lento que fue muy barato aunque un poco incómodo, ya que viajar alrededor de 21 horas sentados es agotador, sin embargo nuestros espíritus rejuvenecían con la aventura. Los paisajes y las vivencias que nos otorgaba el observar a la gente que subía y bajaba del transporte que nos llevó de Shanghái a la capital de la provincia Shaanxi, la ciudad de Xi’an.

Quiero suponer que los turistas, rara vez toman un tren lento para hacer este viaje, porque la gente me observaba de forma peculiar, algunos discretamente, otros lo hacían sin disimulo, algunos esperaban que hablara con mi amiga Meng, seguramente para saber si hablaba chino y al percatarse de que no, se les iba el interés por tratar de entablar alguna conversación, aunque por algunos detalles intentábamos comunicarnos con miradas de gratitud y gestos para aprobar alguna acción o para disculparnos en situaciones como la invasión de asiento con nuestro equipaje.

Me comunicaba sólo con mi amiga y a través de ella con los demás, una labor titánica para la estudiante de español que invitó a un mexicano curioso a visitar su país (situación de la que en algún momento de desesperación quizá se arrepentiría).

VIAJE POR EL NORTE DE CHINA…UN ENCUENTRO CON LA CULTURA ANCESTRAL

China tiene una superficie territorial de 9 millones 596 mil 960 km², por lo que son diversos los paisajes que se pueden observar. Hay ciudades en las que nos podemos deslumbrar por su moderna arquitectura y también hay pueblos o localidades en las que nos sumergimos para conocer el otro lado de la moneda, y aunque en su momento la revolución Cultural trajo consigo la destrucción de gran parte del patrimonio, hoy China se levanta con la reconstrucción de su herencia cultural.

En una travesía de alrededor de 10 días que nos permitieron el acercamiento con la tradición, la cultura ancestral y la gente del país: de los templos, de las construcciones suntuosas y del desarrollo, logramos tener el acercamiento con la China que vemos en películas de artes marciales.

Xi’an

Al llegar a Xi’an y salir de la estación de tren, lo primero que vimos mi amiga Meng y yo, fue parte de la Gran Muralla, que como en otras ciudades rodea parte del territorio, y tras hospedarnos en el hotel nos encaminamos a visitar el mausoleo del emperador Qin Shi Huang, en donde se encuentra el famoso “Ejército de guerreros de terracota”, que son cientos de esculturas de guerreros imperiales que según la leyenda “servirían” al emperador en la vida después de la muerte. Un sitio bastante concurrido tanto por turistas locales como extranjeros.

Conocida como la ciudad de las luces de China: en su tiempo, de acuerdo con algunas personas, se llamó “Chang’an” y fue la capital en diversas dinastías de la antigua China, su nombre significaba “Paz Eterna”, aunque según interpretaciones del nombre actual Xi’an significa “Paz Occidental”, y estaba enmarcada en parte de la denominada “Ruta de la Seda”.

Posteriormente conocimos el templo “Guangren”, el único en Xi’an de budismo tipo “lama” (igual al que se practica en el Tibet), en donde pudimos observar un cúmulo de piedras y banderas de oración que a momentos me hacían recordar lo colorido de las fiestas patrias mexicanas.

Dos días estuvimos allí, y la única noche aprovechamos para recorrer la iluminada ciudad, en ella pudimos presenciar conciertos de música con instrumentos tradicionales de China, jardines, fuentes bailarinas e iluminadas con decenas de colores.

El último día recorrimos la ciudad, visitamos la torre de la campana y la del tambor, así como una calle donde los artistas muestran su talento, pintura, caligrafía, instrumentos musicales e incluso esculturas o tallas en madera se mostraban y se vendían ahí. Los edificios, los aromas y mi hermoso sombrero con forma de pico fueron parte del tesoro que comenzaba a acumular en mi memoria y sobre mi cabeza. Ya que el cónico sombrero de “campesino” chino, me acompañó durante este viaje.

Pingyao

La segunda noche dormimos en el tren, así que alrededor de las 22 horas abordamos un vagón con camas y amanecimos en “Pingyao”, una ciudad amurallada ubicada en la provincia de “Shanxi”, que fue declarada patrimonio cultural de la humanidad por la Unesco en 1997; llegar aquí es como regresar en el tiempo hasta las dinastías Qing y Ming (la de la porcelana famosa y carísima, por cierto), es un lugar de casas antiguas, acá te rentan bicicletas eléctricas y puedes conocer la vida de la antigua china, con su arquitectura tradicional, sus hogares y sus templos. Y esa misma tarde nos despedimos de Pingyao, para llegar a Daixian.

Daixian

Al llegar a este lugar y hospedarnos en el hotel que tenía “baño público”, tuve una de las grandes sorpresas de mi vida, uno cree que el baño por ser público será compartido por turnos, pero no es así, al entrar y ver a todos desnudos y saber que también tendría que despojarme de la ropa sentí un poco de temor, sin embargo recordé la frase “donde sea que fueres, haz lo que vieres” (dentro de mí pensé: “actúa como si también fuera normal para ti”), la experiencia más rara y la pena por mostrarme desnudo se desvaneció conforme vi que para los chinos, sobre todo los del norte, el baño público es algo habitual.

Al otro día salimos temprano hacia Yanmenguan, lugar en el que conocimos parte de la Gran Muralla China, la experiencia de caminar en la montaña por alrededor de 30 minutos para llegar a la puerta de la gran Muralla fue una experiencia que nos probó en la condición física, a diferencia de lo que muchos creerían, la muralla está compuesta por escalinatas. Recorrimos alrededor de 5 kilómetros y ahí pudimos apreciar un poco de ópera, a diferencia de Beijing, esta parte no están concurrida por turistas extranjeros. Y en precios, es más barato.

Wutaishan

Con el atardecer dejamos atrás a la muralla, y tomamos el tren para Wutaishan, ciudad cuyo nombre significa “Montaña de las Cinco Mesetas”, ahí descansamos para salir temprano hacia el “Monte Wutai”, en ese lugar se encuentran alrededor de 53 monasterios sagrados para el budismo, declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 2009.

No hubo transporte temprano y salimos después del medio día, sumado a que por arreglos carreteros tuvimos que tomar otra ruta, nos obligó a llegar hasta el monte sagrado alrededor de las 18 horas, cuando los templos estaban por cerrar. Aun así pudimos ver parte de la vida de los monjes. En el camino, desde la comodidad del autobús observábamos de vez en vez a uno que otro monje haciendo reverencias a ras de piso, levantándose y regresando al piso, avanzando como un gusanito medidor, haciendo méritos para llegar a su destino, me dijo mi amiga que hay quienes tardan meses en alcanzar la cumbre del Monte Wutai.

Datong

La última parada fue “Datong” la ciudad del “Fénix y el Carbón”, el viaje se había convertido en un conocimiento de uno mismo, aunque no entendía nada sobre el budismo, la visita a los templos y lugares sagrados comenzaba a mover sentimientos que se potenciaban con el silencio al que no estoy acostumbrado y con el desgaste físico que provocaba subir montañas, murallas y caminar para aprender todo lo que se pudiera sobre China, sin embargo el espíritu se fortalecía al ver todas las maravillas que se abrían ante mis ojos, así llegamos a las Grutas Yungang, un complejo de más de 250 cuevas que albergan según mi amigos más de 50 mil estatuas budistas.

Nuevamente estaba frente a un lugar declarado Patrimonio Cultural de la Humanidad por la Unesco, ello en 2001.

Finalmente nos encontramos con mi otra amiga Yao Xing, quien nos invitó a cenar y a recorrer al otro día el centro de Datong, una ciudad en la que recientemente se reconstruyó  el muro que rodea la parte central, visitamos más templos que nos embriagaban con su aroma a incienso, que acostumbran quemar las personas que buscan apoyo o agradecer a los antiguos dioses y al mismo Buda.

LA RELIGIÓN EN CHINA… BUDISMO, TAOÍSMO, CONFUCIANISMO Y LOS DIOSES ANTIGUOS

El tema de la religión en China es complicado, ya que al entrar a los templos budistas podemos observar un sinfín de estatuas sin saber quiénes son o porqué están ahí, sin embargo conforme nos adentramos en el país podemos distinguir un poco entre el budismo, el taoísmo, el confucianismo y la religión antigua, aunque cabe destacar que algunos estudios hablan del sincretismo religioso y cómo todos estos conocimientos se apelmazan en algunos templos, se combinan en otros.


Sin embargo, gran parte de la población en China no se considera dentro de una religión, pero cuando hay necesidad de pedir un favor “imposible” se acude al templo para encender inciensos y pedir el favor de los seres supremos. De igual forma cabe destacar que aunque en occidente se consideren religiones, tanto el budismo, taoísmo y confucianismo no son consideradas como tales.

Budismo

El budismo es considerado como una doctrina filosófica y espiritual en la cual se busca mediante la meditación y la renuncia a lo material, el poder trascender al siguiente plano espiritual hasta alcanzar la iluminación. A diferencia de lo que solemos pensar, el budismo no tiene dioses, a través de las escrituras budistas se busca la perfección del hombre a través de los principios morales, se cultiva la bondad y la compasión. Debemos recordar que el budismo tuvo su origen en India y que tras el haber alcanzado el conocimiento supremo, Siddharta Gautama se convirtió en “Buda”, que significa “el iluminado”, por esta razón su figura es venerada en muchos de los templos chinos, y tanto él como los “bodhisatva” se han convertido en ejemplos a seguir para alcanzar la iluminación.

Para mí había dos contradicciones en los templos budistas: la primera: ver imágenes de dioses de la religión antigua en los templos ya que el budismo se considera “no teísta (sin dioses)”; y la segunda, que la gente acudiera a pedir deseos al templo cuando dentro de las denominadas “nobles verdades de Buda”, señala que todo sufrimiento es causa del deseo.

Sin embargo la forma en que la antigua religión y las doctrinas filosóficas se sincretizaron nos permiten entender un poco más sobre esto. No todos los dioses antiguos se retomaron por el budismo, sólo aquellos que fueran ejemplo de lo que se predica en esta doctrina, dioses que tuvieron en su mito un derrame de bondad o compasión por ejemplo, tienen un lugar reservado dentro del templo.

Taoísmo

Por otra parte, el taoísmo tiene al filósofo Lao-Tse como uno de sus precursores​, y esta doctrina filosófica buscaba el equilibrio así como la inmortalidad entendida esta como llegar a viejos en plenitud, para lo cual se debe poner en práctica los denominados “tres tesoros”, la frugalidad (no comer ni beber en exceso), la compasión y la humildad.

En los templos taoístas se encuentran esculturas de todo tipo de personas que practicaron el “Tao” que se interpreta como el camino de los cielos, y se refiere al orden de las cosas en funcionamiento pleno y armónico con la naturaleza. Hay desde guerreros, filósofos, sabios, artistas e incluso burócratas, todos ellos, alcanzaron la “inmortalidad” antes referida.

Uno de los símbolos taoístas que más ha trascendido por sus conceptos, es el del “Yin y el Yang”, con el que se representa la dualidad y el equilibrio que debe perseguir el hombre, es decir las dos fuerzas “fundamentales” y que siendo opuestas también son complementarias. Así al Yin se le considera como el principio femenino, la oscuridad, la noche; mientras que el Yang es el principio masculino, el día, la luz.

Finalmente y por lo poco que algunos de mis amigos de China pudieron explicarme, el Tao es el principio generador de todo el universo, mientras que el Yin y el Yang son las fuerzas que equilibran esa creación, todos estos conceptos sin la personificación de un Dios.

Confucianismo

Por su parte, la doctrina filosófica, moral y religiosa (ya que se tenían dioses), iniciada por el “Confucio” se centra en los valores y en el estricto cumplimiento de las normas que determinan cómo debe comportarse una persona para estar “en armonía” con la denominada ley del cielo. En este pensamiento se concibe la importancia que tienen las palabras y el error que se comete cuando se utilizan de forma inadecuada, busca aprender el denominado “principio armónico” que rige al universo para llegar a la compasión que se requiere para apoyar a los semejantes, el respeto de los bienes ajenos así como la posición social en la que se nace.

Religión antigua

Aunque la mayoría de los hogares que visité, las familias se concebían como no practicantes de una religión, varias de estas conservan altares en los que ofrendan comida o incienso a los dioses de la religión antigua, sobre todo en el medio rural, en donde se pueden ver altares con fotografías de los ancestros, así como enormes cuadros en los que se ven imágenes como la de los tres sabios “Fushoulu” cuyos nombres son Shou, Fu, y Lu dioses de la longevidad, la prosperidad y la felicidad, respectivamente. Por lo general siempre aparecen juntos y tienen relación con las tres estrellas que forman el “cinturón” de la constelación de “Orión”, mismas que en occidente se conocen como “los tres Reyes Magos”.

También en los negocios se pueden observar figuras como la de Bi Gan, dios de la abundancia, o la de Kuan Kung el guerrero inmortal que tiende a brindar protección, así como Cai Shen, dios de la riqueza, mismos que también han sido retomados en la tradición taoísta.

Guanyin

Sin embargo, la figura de la diosa más venerada es Guanyin ya que tiene presencia en gran parte de los templos e incluso hay muchos como el del Monte Putuo, erigidos en su honor. Esta diosa fue contemplada dentro del budismo como bodhisatva de la compasión.

Cuenta la leyenda que el dios supremo, el Emperador de Jade, abrió las puertas del palacio de jade en el cielo para que una mujer pudiera entrar, se trataba de Guanyin o KuanYin como también se nombra, sin embargo ella decidió quedarse con los humanos para ayudarles a trascender e ingresar en su momento al palacio de jade, e hizo la promesa de que no entrará hasta que el último de los mortales cruce la puerta del gran palacio.

Otra de las historias aunque budista, refiere que la diosa hizo la promesa de ayudar a todos los seres humanos para ser liberados del “sámara” (ciclo eterno del nacimiento, vida, muerte y reencarnación), sin embargo al no poder cumplirla se convirtió en polvo, por lo que otro dios pidió autorización para formarla de nuevo y se le otorgaron mil ojos y mil manos así como 11 cabezas para escuchar, ver y ayudar a todos los necesitados.

LO QUE EN MÉXICO VEMOS COMO IMPOSIBLE…

Durante todos los momentos que viví en China, terminaba comparando cada situación o cada cosa con México, aunque en esencia los seres humanos somos similares, hay diversos factores que regulan el comportamiento y hacen que un país con más de mil 300 millones de habitantes funcione de manera coordinada, el tener presente algunos valores, desde mi percepción crean una cultura muy distinta a la del mexicano, hay similitudes pero en esta ocasión hablaremos de las diferencias.

Seguridad

Algo que considero, cualquier mexicano puede identificar desde su llegada a China, es la seguridad. Las cámaras de videovigilancia en todas las calles de las grandes ciudades, nos hacen creer que en todo momento estamos vigilados, de igual forma los Rayos X instalados en cada estación de metro obligan a una revisión de cualquier maleta que se ingrese a este transporte público.

En China puedes entrar a cualquier local de comida o café, trabajar en tu computadora portátil, ir al baño y regresar sin que nadie se haya llevado tu aparato, para la gente de China es muy vergonzoso que la policía detenga a alguien por hurto.

Incluso en las máquinas de paquetería que hay en las comunidades (conjuntos de edificios residenciales) en caso de que las entregas no quepan en estas, se dejan a un lado y la gente pasa y toma únicamente su correspondencia.

El metro

La primera impresión que tuve de China fue la del transporte público, en este caso el sistema metro en distintas ciudades, dentro de los vagones no se permite el consumo de alimentos ni bebidas, y en ciudades como Xi’an si ingresas con alguna botella de líquido, te hacen que bebas un trago para cerciorarse de que no es alguna sustancia corrosiva o que pueda causar daño a los pasajeros.

La educación al ingresar es otro elemento que no se ve en México, primero se deja salir y luego de manera ordena se entra a los vagones. Dentro del metro está prohibida la venta de cualquier cosa, además de que los traslados se pagan por distancia, es decir previo a adquirir el boleto, en la máquina expendedora se debe marcar la estación de salida, por lo que el costo del viaje será de acuerdo a la distancia y en promedio es de tres yuanes (8.40 pesos), sin embargo, si equivocas la ruta no podrás salir en otra estación debido que para salir, el boleto debe ingresarse al torniquete, lo más práctico es comprar una tarjeta recargable y mantenerla llena para que no se batalle con los boletos.

Beber y fumar

En China se puede beber alcohol en varios lugares públicos así como en bares y negocios de comida, sin embargo pocas veces se bebe hasta embriagarse, y en caso de salir con amigos, el que conduce un automóvil no puede tomar ni una sola gota de alcohol, las penas son severas y de esta forma se reduce el consumo, de igual forma en los bares y antros rara vez se ven espectáculos como los que montan las personas alcoholizadas en México.

En las casas particulares tanto del campo como de la ciudad, se consume alcohol, sobre todo en la hora de la comida, sin embargo pude percatarme de que son los adultos de la casa quienes llegan a consumir un tazón sólo para acompañar los alimentos.

Referente a fumar, las personas pueden fumar en la calle, sin embargo no es bien visto por la sociedad, en algunas ciudades se colocan cabinas para fumadores en los parques públicos a fin de evitar molestar con el humo a las demás personas.

Antros

Los antros son lugares de esparcimiento, cuentan con diferentes salas temáticas y hacen más la función de lo que haría un bar en México que la de un antro, aunque también cuentan con pistas de baile en las que rara vez se escucha un ritmo latino, a menos que sea reggaetón. Los jóvenes acuden acompañados y en grupos, la idea de un ligue furtivo queda fuera en primera instancia.

El amor para los chinos es para siempre, la búsqueda de la pareja es esencial para la vida y no es bien visto una aventura en una noche de copas.

Bicicletas

El uso de bicicletas en China es una constante sobre todo en las ciudades, y se ocupan también las motocicletas eléctricas. Sin embargo las bicicletas también eléctricas o híbridas, pueden ser rentadas en automático a través de una aplicación celular con la que se paga el trayecto, esto es una opción viable para los traslados en distancias cortas. Las bicicletas se encuentran en cualquier calle y se pueden dejar en cualquier parte. Así que no se requiere de una persona que esté atenta para rentarlas y tampoco de estaciones para almacenarlas.

Cuando vi estas posibilidades de inmediato pensé en lo que pasaría en México y no pude evitar creer en que es imposible, ya que seguramente serían robadas.

Efectivo

Otro factor importante, es el del pago mediante aplicaciones electrónicas vinculadas directamente a cuentas bancarias nacionales en China, de esta forma los jóvenes pocas veces utilizan efectivo, todos los negocios cuentan con un código QR que al escanearse en el teléfono permite el pago de los servicios y/o bienes adquiridos, incluso las pequeñas tienditas dentro de las comunidades cuentan con este tipo de cobro. De acuerdo con mis amigos la rotación de la moneda se hace con el pago obligatorio en efectivo de servicios gubernamentales. De igual forma las personas adultas mayores y los turistas usan el efectivo.

Basura

En un país con millones de habitantes el tema de la basura es de gran importancia por lo que el clasificarla es obligación de los ciudadanos al depositarla en los centros de acopio, una particularidad es la denominada basura húmeda, por lo que se cuenta con un bote especial para tirar residuos de comida, pero antes deben vaciarse en caso de que vayan contenidos en una bolsa de plástico, y la bolsa (mojada) debe depositarse en un bote distinto al de plásticos.

Paquetería

En China, todo lo que quieras comprar, puede llegar hasta la puerta de tu casa, puedes hacer el súper mientras viajas en metro, puedes comprar algunos útiles de oficina mientras vas rumbo al trabajo, puedes decidir no cocinar y pedir comida en casa y todo llega, los envíos exprés se realizan sobre todo en medicamentos y alimentos, mientras que algunos otros artículos tardan unos días para llegar.

En caso de que la entrega no sea hasta la puerta del hogar, existen máquinas que guardan la paquetería, mismas que mediante el ingreso de un código permiten que se abra únicamente la puerta donde se resguarda el paquete solicitado.

La comida: los banquetes y la comida callejera

Cuando a los de México nos dicen comida China, imaginamos dos cosas: la primera es la comida que encontramos en cualquier restaurante de comida china a los que hemos ido, un tipo “agridulce y frita” que es representativa de una región de aquél país, “la Ciudad de Cantón” por eso también algunos restaurantes especifican que es comida “cantonesa”, y la segunda el mito que nos vendió la televisión abierta sobre la preparación de rata, perro y otros animales.

La comida china

En una investigación previa, Diario Plaza Juárez entrevistó a estudiantes de intercambio originarios de China para conocer sus opiniones sobre la comida china que se vende en México y en general concordaron en que no tenía los sabores originales. Sin embargo, esto lo comprobé con mi propia lengua, ya que efectivamente los sabores de la comida china que se vende en México están modificados al gusto de la población mexicana.

La presencia de sabores como el comino, cilantro, ajonjolí, el anís estrella, canelón, pimienta de Sichuan, clavo e hinojo, además del chile chino dan un toque muy peculiar a la comida de China, de igual forma los huevos de pato en salmuera son inolvidables por lo salado que resultan, sin olvidar la parte complementaria que puede ser arroz o pan al vapor.

En lugares de costa, es más común el consumo de mariscos, en el sur las frutas, en el norte los caldos y fideos muy calientes, en el este un tipo de caldo llamado “huoguo” (olla caliente). Y en definitivo la comida original, en cualquier parte del mundo se tiene que adaptar a los sabores locales, y las empresas internacionales lo saben, por ejemplo, unas papas sabor limón aquí en México son ácidas, mientras que en China son dulces, allá hay papas con sabores como aguacate, pepino, langosta, cangrejo e incluso las picantes sabor wasabi.

La comida en el campo

En zonas rurales de china se comen alimentos altamente nutritivos, la gente cocina en reiteradas ocasiones los productos de su propia hortaliza, se preocupan por la frescura de las carnes o los mariscos; también acostumbran beber agua caliente para aligerar la grasa que entra al cuerpo, comen pocas azúcares y grasas, permanecen poco tiempo sentados luego de terminar sus alimentos y evitan la vida sedentaria, ya que se mantienen en movimiento.

Allá los alimentos se preparan con el calor generado por el fogón, y se consumen minutos después de ser cocinados, así lo pude constatar en algunas partes de la provincia de “Jiangsu” como Nantong. Para la gente del campo, el secreto de la longevidad está en el bien comer y en el cuidado que debe ponerse a la salud, evitar los excesos, quedar satisfecho pero nunca a “reventar”.

La comida en la ciudad

Por otra parte, la comida en la ciudad es variada, la venta de comida rápida y a domicilio es una constante, y aunque también hay comida nutritiva, las pizzas, hamburguesas o comidas occidentales con ingredientes chinos no dejan de ser una tentación a la que muchos no pueden resistirse, los sabores a fruta “durian” dentro de una pizza, dan el toque oriental al platillo de origen italiano.

Y aunque caros y ni cercanos al sabor original, también hay tacos cuyo precio llega en algunos lugares hasta los 80 pesos mexicanos.

La gente de la ciudad vive de manera rápida, y tiene dos opciones para comer: pedir la comida en el trayecto de su trabajo a casa, o llegar a casa y cocinar después de la pesada jornada laboral, esta última situación es la que más golpea a los solteros y matrimonios jóvenes, ya que por lo general trabajan y no tienen mucho tiempo para cocinar.

Es más común ver a personas con obesidad en las ciudades que en el propio campo, aunque esto no es una regla sino la percepción que me dio mi estancia en ambos ambientes.

¿Comer rata y perro?

Para empezar, decir que todos los chinos comen este tipo de platillos es un grave error, y para una persona originaria de China, es incluso hasta molesto que lo primero que le pregunten cuando visitan México, es si es verdad que comen ratas y perros. Porque aunque hay algunos lugares donde se puede comer la carne de estos animales, no es una constante en todo el país, sin embargo la televisión abierta nos vendió reportajes hechos en lugares como el mercado de comida exótica “Wangfujing” que se encuentra en Beijing, en donde se vende esta comida que no es consumida regularmente por los chinos.

De igual forma se habla del consumo de perro en la ciudad de Yulin, sin embargo esta no es una constante en todo el territorio chino, por lo que antes de hacer esta pregunta que resulta molesta o incomprensible para la gente de china, se debe pensar que un puesto no refleja todo lo que es un tianguis.

Banquetes

La comida en las fiestas chinas es muy importante, para el festejo de un cumpleaños se renta un pequeño salón dentro de un restaurante dedicado a estos servicios, la mesa es giratoria y a veces cuenta con varios niveles, los invitados toman del platillo de su preferencia y giran la mesa para alcanzar los otros. Por lo general son tres rondas de comida antes de que llegue la fruta o los fideos de festejo que son los que marcan que el banquete ha terminado.

En una boda a la que asistí, sirvieron alrededor de 36 platillos diferentes en tres tiempos, primero fue la hora del banquete, después una cantidad similar de platillos diferentes en la cena a la que también estuve invitado.

Comida callejera

Entre la comida callejera que se puede disfrutar en China están las banderillas de diversos vegetales y carnes que se preparan en un asador y que se condimentan con el comino principalmente, de igual forma hay negocios que ofrecen diversos platillos y la mayor parte de estos acompañan sus anuncios con fotografías. En estos negocios lo principal son los fideos, los ravioles chinos y demás alimentos preparados con harina de trigo y que hierven o se cocinan al vapor. De igual forma es común ver pequeños pulpos fritos en banderillas, tofu asado, y un preparado con harinas y huevo revuelto, así como el “Jianbing” que es como una crepa gigante rellena con salsas, cilantro, un tipo de buñuelo sin azúcar, y algún filete empanizado.

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