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La vergüenza de ser hispano y apoyar a Trump

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·       Testimonios anónimos, renuncias a hablar con periodistas, justificaciones no pedidas… Aunque respalden al magnate, no les gustan sus insultos a los inmigrantes

En la elección presidencial Trump también tendrá voto latino, aunque sea minoritario. Luis, nacido en San José, nos explica que «es muy raro encontrar a un hispano que vaya a votar a Trump, están como escondidos». Pero confiesa que él tiene un tío carnal abiertamente partidario del controvertido millonario, que es republicano: «Sí, es un tonto, un tío loco; es como un mal chiste dentro de la familia, porque está insultando a nuestras raíces».

 

San José es una de las grandes ciudades hispanas de EU. Mayor en población que San Francisco, enclavada al sur de su bahía, aproximadamente un tercio de su censo está integrado por latinos, la gran mayoría mexicanos: unos 300.000 de su casi millón de habitantes.

Recorrer las calles de la décima ciudad más poblada del país es sentirse un hispano más. Cuando nos acercamos al mitin de Donald Trump, para el que la organización ha levantado una gran carpa en el centro de la ciudad, se palpa la tensión.

Unos cientos de personas gritan a las puertas contra el millonario y su agresiva campaña antiinmigración, que se convirtió en afrenta cuando se refirió el pasado verano a los mexicanos que cruzan la frontera como «violadores y drogadictos». Sus consignas denuncian el «odio violento que está inculcando Trump hacia los inmigrantes». Por eso, pretenden «combatir la posibilidad de que sea presidente de EU, porque pondría en peligro los ideales con los que fue fundado este país», nos cuenta César Juárez, un maestro de origen mexicano que se ha acercado a la protesta con siete de sus estudiantes, previo permiso de los padres.

Aunque todo es posible en los seis meses que restan hasta la elección presidencial del 8 de noviembre, hoy la distancia entre Trump y la gran mayoría de hispanos parece abismal. Las encuestas sitúan al showman en apenas la cuarta parte del voto de este grupo de población, por debajo incluso del pobre resultado que obtuvo el candidato republicano de 2012, Mitt Romney, de un 27 por ciento.

Con sus llamadas a la construcción de un muro a lo largo de toda frontera con México y a la deportación de los once millones de inmigrantes ilegales, ha activado una especie de resistencia que se acrecienta a medida que se acerca la hora de votar.

En San José, el enfrentamiento ha derivado también en escaso respaldo hispano a Trump y en que los pocos simpatizantes apenas hagan ruido. César Juárez asegura que él personalmente no conoce a ninguno, pero se muestra sorprendido por las actitudes «racistas» que ha observado en algunos de ellos, «más de los que pensaba».