La verdad

La verdad

El Faro 

En el conocido pasaje bíblico en que Jesús platica con Poncio Pilato, se enuncia la frase que encabeza esta columna: ¿Y qué es la verdad? Esta pregunta simboliza la búsqueda que la humanidad tiene como tarea, es decir, la necesidad de saber qué es la realidad, cómo son las cosas, cómo nos afectan y cómo nos relacionamos con ella.

Verdad no hay solamente una. Es un fenómeno complejo y poliédrico. Quien dice que tiene el contenido de la verdad corre el peligro de confundir lo poco que individualmente alcanza a percibir con la totalidad de la realidad. Puede también, caer en la tentación de reducir lo que acontece con las demás personas a lo que particularmente se pueda entender. 

En la columna de la semana pasada proponíamos una reflexión, en la magnitud proporcionada que una columna como la presente posibilita, sobre lo que fuer noticia la semana anterior y tenía que ver con la desaparición de los 43 jóvenes de Ayotzinapa. Un nuevo informe se había rendido, una oleada de comentarios y análisis se sucedieron: el bando a favor lo alabó, el bando en contra lo vilipendió. Se ejecutaron órdenes de aprensión, se anunciaron más órdenes de aprensión. Pareciera que en torno al informe mencionado se aceleraron de manera precipitada las acciones.

En mitad de esta hiperactividad los únicos que guardaron silencio fueron los padres de los jóvenes desaparecidos. Con tiempo y sosiego se dieron a la tarea de leer el informe completo, con todo y anexos. Dijeron que a su tiempo hablarían y dirían lo que tuvieran que anunciar.

Ya hablaron. Y no han dicho en esencia, más que lo que han venido diciendo desde el primer momento: ¿en dónde están nuestros hijos? La verdad, en esta perspectiva, se resume a la resolución de esta pregunta fundamental y radical: ¿en dónde están nuestros hijos?

Pareciera que el proceso de lo que aconteció en el día fatal de la desaparición se va aclarando. Parece que queda más claro que fue un crimen en que participaron y tuvieron conocimiento diversos órdenes de autoridad. Parece que la versión anterior tiene elementos que lo invalidan. Parece… Pero lo que no se termina de resolver es en dónde están los cuerpos o restos de los estudiantes. Esta realidad es la única que a los papás en esencia les interesa. Esta verdad es la única que desean encontrar una respuesta. Y parece que no la hay, que en el informe no se aclara, que no se sabe en dónde están. Incluso una mamá está dispuesta a reconocer la muerte de su hijo, pero con la condición se tener un resto suyo, un testimonio de su fallecimiento.

Hasta aquí no se ha llegado, años después de la desaparición. Esta es la verdad radical que se espera alcanzar. Mientras tanto sigue en pie la pregunta: ¿en qué consiste la verdad radical sobre la situación de los estudiantes de Ayotzinapa?