La urgencia del futuro

FAMILIA POLÍTICA

En Hidalgo hay muchos rostros desconocidos que, se sabe, son diputados, casi nadie los conoce; por eso les urge terminar con su anonimato, aun en contra de su prestigio y de su seriedad. El escándalo, las reminiscencias porriles y el ansia de aprovechar una oportunidad que tal vez nunca se repita, hacen que actúen con urgencia de futuro.

“Cuidá la flauta, Che, que la serenata es larga”
Verso gauchesco.

“Tres años de gloria y toda una vida de vergüenza”, decía un aforismo famoso que repetíamos quienes logramos alguna vez el privilegio de alcanzar una candidatura por el entonces poderoso partido tricolor. Cientos, miles, tal vez millones de militantes hicieron de la lucha política, más un fin que un medio; dieron mucho, recibieron poco o nada, y aun se sienten en deuda con su instituto político.  Ése era el sentido de pertenencia a un grupo, el orgullo de sudar la camiseta, sin más objetivo que el triunfo de los colores, aunque el portador jamás fuera protagonista: pegar propaganda, organizar mítines, llenar plazas y auditorios, hacer de maestro de ceremonias o realizar representaciones electorales de importancia menor, justificaban una profesión de fe, gracias a la cual El Partido (Así, sin adjetivos), logró ostentar (que no detentar), el poder durante más de medio siglo. Quede claro, lo anterior no es nostalgia de dinosaurio, sino detalle de comentarista.
    Es cierto, lo importante era ganar la candidatura, la elección era lo de menos. El aspirante no necesitaba trabajar tanto, ya lo había hecho durante años de labor partidista. No necesitaba buscar el conocimiento de gente que ya lo miraba con familiaridad. Para bien o para mal, todo candidato era ya, un personaje; así lo habían hecho sus lealtades personales, de gremio o de sector.
    Cuando una aspiración no se concretaba, el verdadero político se guardaba el coraje y la frustración, para esperar la próxima oportunidad, con optimismo, siempre recibiendo con buena cara los malos tiempos. Sabía que su periodo estaba marcado por tres años exactos, ni más ni menos: jamás pretendía adelantar o atrasar su duración.
    En este escenario, sin embargo, hubo (y hay) quien logró ser candidato y ganar en más de cinco ocasiones “C´est la vie”.
Detrás de tanta perseverancia, se llegó a dar el caso de aquel viejito a quien le gustaba corretear muchachas y el día que alcanzó a una, ya no se acordó para qué. Ojalá y esos tiempos hayan pasado para siempre.
El lapso entre un candidato triunfante y el titular del cargo, le parece eterno al protagonista. Desea calmar sus ansias de novillero y reza al reloj de Cantoral, para que marque las horas más aprisa. Así, vemos a un Fernández Noroña “echándole bronca” al Maestro Porfirio Muñoz Ledo, porque no lo dejaba hablar. El reconocido demagogo olvida algo sustancial en el conocimiento de la política: aunque el afán de Morena sea una sociedad equitativa, todavía hay clases, y en la igualdad hay unos más iguales que otros, como decía Gracián.
En Hidalgo hay muchos rostros desconocidos que, se sabe, son diputados, casi nadie los conoce; por eso les urge terminar con su anonimato, aun en contra de su prestigio y de su seriedad. El escándalo, las reminiscencias porriles y el ansia de aprovechar una oportunidad que tal vez nunca se repita, hacen que actúen con urgencia de futuro.
No debemos olvidar, que la política no es la acción de confrontar, si no el arte de conciliar.
Hidalgo es de las pocas entidades con una desaparición de poderes en su historia. Desde entonces (1975) hay heridas que aún no cicatrizan.
¡Cuidado! Con la Constitución no se juega, la desaparición de poderes es cosa seria, muy seria.

Related posts