PULSO DEL MEZQUITAL 

Y al final pasó, llegó el fin, en medio de aplausos y vítores, se marchó, e hizo lo que todo Gobernador de la vieja escuela priista hace, inauguró sus últimas obras y le puso su nombre a una calle. Eso es tener respeto por las tradiciones y las instituciones, pues mientras los resentidos quieren mandar su nombre al cuarto de servicio de la memoria, él hizo el esfuerzo por obligarnos a no olvidarlo y que cuando pasemos por esa calle, lo veamos y suframos. 

Previo a esta foto, surgió otra. Es que es en serio, nunca faltan unas manitas de estómago y un teléfono inteligente, al publicar por medio de redes sociales una fotografía, sabiendo que eso desataría una ola de comentarios, memes y obviamente, muchos me gusta y muchos compartidos. 

Todo pasó, cuando el trabajador de una empresa de limpieza, realiza los últimos detalles para dejar limpias las oficinas del poder ejecutivo en Hidalgo, llevándose una fotografía oficial del exgobernador, que seguramente pendía en alguna pared. 

Lo que resalta en la fotografía no es el cuadro con la imagen del exgobernador, sino la leyenda en la camiseta del trabajador “recolección de basura” y ahí es donde se magnifican las cosas, donde la reacción no se hizo esperar, generando todo tipo de comentarios y escarnio de los resentidazos, que se encargaron de compartirla en las redes sociales, para hacer más hilarante el fin no de un sexenio, sino de una era hegemónica de un  partido y de un sistema que tienen a Hidalgo en los últimos lugares de desarrollo, aunque ellos hayan dicho lo contrario en décadas. 

Pero volviendo a la fotografía del boulevard de los sueños rotos que llevará el nombre del exgobernador, el cual dibuja perfectamente la imagen de gobiernos priistas, darlo a conocer como terminado cuando todavía se encuentra en obra negra. Aquí es donde viene muy bien la frase de Dewey de la serie Malcom “el de en medio”: “nunca espero nada de ustedes y aun así logran decepcionarme”, que bien se ajusta para cuando la ocasión así lo amerita. 

El gesto del exgobernador de ponerle su nombre a una avenida, es como aquellas familias que son desalojadas por no pagar la renta y que del puro coraje, pintan las paredes, echan a perder las tuberías y descomponen las cerraduras, por el puro berrinche. 

Con la asignación de este nombre a esta avenida, no solo causa escozor en la población, sino a los resentidos sociales que no lo pueden ver ni en pintura y ahora tendrán que cambiar su identificación oficial. Lógicamente, al equipo del exgobernador no le importó, como casi en todo lo que hicieron durante el sexenio. 

Gracias a Dios no todo es narcisismo, en algunos momentos recuperó su humanidad, por lo menos en sus últimos eventos públicos, donde movió toda su anatomía para despedirse de los suyos y agradecer el apoyo brindado en su sexenio. Que Dios lo guarde y se le olvide donde. 

En corto:

• Esta semana, se cumple el primer año del desastre causado por el desbordamiento del río Tula en varios municipios del Mezquital, donde los damnificados han quedado en el olvido.  

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@MarkoCabanas