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La trama rusa agita la polémica NFL-Trump

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La injerencia rusa en EU prosigue. Pasadas las elecciones, la difusión en redes de información falsa, y la agitación masiva desde cuentas opacas para sembrar la cizaña se han mantenido e incluso han encontrado nuevos nichos, como las recientes protestas en la liga de fútbol americano.

Ante esta deriva, los comités de inteligencia del Congreso han aprovechado la investigación de la trama rusa para tomar cartas en el asunto, recibir a puerta cerrada a los directivos de Twitter y preparar una audiencia pública en noviembre junto con Facebook y Google.

Las sospechas del Congreso tienen como punto de partida el informe ICA 2017-01D de la Dirección Nacional de Inteligencia. La investigación, llevada a cabo por la CIA, el FBI y la NSA, analizó la injerencia rusa en las pasadas elecciones estadounidenses.

La conclusión era demoledora. Los agentes establecían que el presidente Vladímir Putin ordenó una campaña de intoxicación con el “objetivo de socavar la fe pública en el proceso democrático, denigrar a Hillary Clinton y dañar su elegibilidad y potencial presidencia”.

Para lograr este fin, el Kremlin orquestó una “operación encubierta con apoyo de agencias gubernamentales rusas, medios públicos, intermediarios, usuarios de redes sociales y trolls digitales”. Fue una maquinaria de propaganda que no sólo agitó Facebook y Twitter con información falsa o distorsionada, sino que asaltó ordenadores del Comité Demócrata Nacional y empleó hackers como Guccifer 2.0 y las webs DCLeaks y Wikileaks para difundir el botín.

La conclusión, vehemente negada por Moscú y Wikileaks, estremeció a EU y recordó que las antiguas campañas de propaganda que sacudieron el siglo XX europeo se estaban reproduciendo en el universo digital.

Alertada, la maquinaria del Congreso empezó a trabajar. El informe dio anclaje a su investigación de la trama rusa y abrió pesquisas que han cercado a la propia Casa Blanca. Pero la matriz del caso, la distorsión en redes alentada desde Moscú, no se había agotado en los comicios de noviembre de 2016.

Con el paso de los meses se ha visto cómo Alemania, Francia y España han sufrido en periodos críticos este mecanismo de intoxicación. Y en EU la marea nunca ha cesado. La larga mano del Kremlin, según ciertos expertos, ha estado presente en los últimos meses en bulos que acusaban a Clinton de financiar movimientos de extrema izquierda o en la extraña agitación en torno a la independencia de Texas.