RELATOS DE VIDA
En tiempos de hambre y escasez económica la imaginación y creatividad juegan un papel fundamental, porque es en estas rachas en donde se busca la manera para solucionar el problema o comes bien sin gastar tanto.
Unas monedas en tiempos de opulencia no tienen mucho valor, salvo para pagar al “viene, viene”, al limpiaparabrisas, o para comprar un chicle, pero en tiempos de austeridad lo son todo para poder combatir el hambre, y es aquí donde aprendes a estirar el dinero.
Un amigo hace unos días contaba que llevaba tres días sin probar bocado, los líquidos, especialmente el café lo mantenían a flote o al menos hidratado, aunque su cuerpo ya exigía más, le reclamaba con mareos, presión alta y debilidad.
No tenía dinero porque gastó su poco ahorro en una emergencia familiar y faltaba una semana para recibir su quincena, y no podía pedir prestado por pena y orgullo.
Se sentía deprimido, pero en el afán de mantener su mente alejada del pensamiento de hambre comenzó a realizar limpieza en su casa, fue ahí donde encontró varios pesitos que al final del día sumaron 50 pesitos.
Su alma se alegró, se sintió millonario, salió de casa rumbo a la tienda de la esquina, compró unos bolillos, cuatro huevos y un cuartito de jamón; pudo hacer unas tortas del chavo y todavía tenía para hacer unos huevos con jamón.
Es ahí cuando unos cuando se agradece al creador la existencia de moneditas perdidas y se da valor al papel que juegan.
