La respuesta está más allá del escritorio…

    •    Debemos ser exigentes, pero también cumplir con la parte que nos corresponde, de otra manera, el siguiente sexenio será cuesta arriba


Se dice que estando ejerciendo una función de dirección, el panorama que se tiene para tomar decisiones es mucho muy amplio, pues supuestamente se es poseedor de información privilegiada que se encuentra lejos de los mortales comunes y corrientes.

Yo no dudo que así lo sea, sin embargo, la labor de escritorio, aquella cuyo ámbito de decisiones se circunscribe solo a los informes que cada día se reciben por parte de los colaboradores en la comodidad de una oficina, tienen la desventaja de ser insensibles.

Se pierde piso, se podrá conocer el macro pero se olvidan del micro; hoy más que nunca, el saber lo que la gente quiere o piensa se hace indispensable para aquellos que aspiran a ejercer una función pública, una función de gobierno; el olvido de esa necesidad lo único que le provoca es que el mandato se convierte en un autoritarismo, pues las decisiones no reflejarán ningún valor de apreciación positiva para sus gobernados, enfrentándolo tarde o temprano a la frialdad o al repudio social, lo estamos viendo hoy día con lo que sucede con Enrique Peña Nieto, convertido desde un día después de las elecciones en un “expresidente en funciones”, producto del repudio a las conductas frívolas y descerebradas de su sexenio.

Ese desconocimiento de lo que le duele a la población, los convierte en políticos ciegos, condenados a dar golpes solo con la esperanza de atinarle a alguno, seguramente darán un buen golpe, pero quizá precedido de muchos golpes malos.

Eso es lo que sucedió en el ámbito político, federal y algunos estatales; pues nuestros ilustres representantes populares no tuvieron ni la más remota idea de lo que le duele a la sociedad y lo peor, tomaron decisiones al vapor unos, y otros, los más, para hacerse notar en el cargo que detentaron, para justificar el cargo a la par de engordar su ego y su bolsillo, esto último lo seguimos viendo, pues se convirtieron en expertos de la triangulación con empresas fantasma.

Decisiones de esa naturaleza es lo que hizo que la gente se alejara de sus gobernantes, que se arrepintiese de los votos otorgados gracias al marketing político; más aún cuando nos dimos cuenta que las vacas sagradas se encontraban más apurados en pelear por sus intereses de Partido que en las necesidades sociales.

La estrategia electoral de aquel entonces, fue atacar los miles de muertos del sexenio de Felipe Calderón, y hasta esta fecha, en el actual sexenio se superó esa cifra. Agreguémosle los desaparecidos de Ayotzinapa, la frivolidad de la familia real, y la joya de la corona, que al final siento que fue la gota que derramó el vaso: el incremento al precio de la gasolina. Por ello todos los del Partido de los tres colores nacionales pagaron la factura de sus actos, y espero que la sigan pagando, pues el perdón y el olvido es inadmisible.

Hoy día, seguimos teniendo un poco de todo, miopes, tibios, déspotas que no tienen nada de ilustrados y pocos, muy pocos con estatura de estadistas.

No esperemos que el siguiente sexenio que justo inicia en una semana, venga a resolver todos los problemas; las varitas mágicas no existen, pero tampoco debemos pensar que las consultas será la salida más efectiva a nuestros males; esto lo digo porque ya nos dimos cuenta que el enojo y la falta de oportunidades nos llevaron a cambiar los esquemas políticos y cobramos las facturas que nos debían; pero no será lo mismo con el Partido que encumbramos en el cenit de la crispación.

Debemos ser exigentes, pero también cumplir con la parte que nos corresponde, de otra manera, el siguiente sexenio será cuesta arriba.

Las palabras se las lleva el viento, pero mi pensamiento escrito está.

Miguel:.Rosales:.Pérez:.

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