Opinión
Hace apenas un par de años, había reglas de honor en la política, reglas que no estaban escritas pero que políticos con honor seguían porque representaban valores como la lealtad y el patriotismo, reglas que se han desgastado por las nueva generaciones de políticos a los que no se les puso el chip de políticos sino de mercenarios de la política.
Desde que las grandes cúpulas de los partidos políticos, que en algún momento vieron imposible que un personaje como Andrés Manuel López Obrador llegara al poder, atestiguaron el arribo del viejito cabecita de algodón a Palacio Nacional nada fue igual, los ataques y estrategias en contra del ahora Presidente de la República lo único que han ocasionado es el encumbramiento del político de Macuspana y la ridiculización de la oposición a la que nadie le enseñó a ser oposición, algo en lo que Obrador es maestro.
Uno de los grandes tropiezos cometidos por la ahora oposición fue el convertir a las cúpulas del poder en cópulas entre distintos bandos partidistas, cópulas que los partidos van a pagar caro por la falta de congruencia con sus ideales y con sus bases, una falta de congruencia con la militancia y la ideología política que deberían representar, pero además, a todo lo anterior se le suma la necedad, la falta de valores y la mezquindad que provoca el narcisismo de creerse “el más chingón” y el más capaz para seguir al frente de un partido en el que ha quedado demostrado lo mediocre que puede llegar a ser el capitán del barco que se hunde más en cada proceso electoral.
En aquellos tiempos, en los que había lealtad, institucionalidad y tantos valores que presumen los priistas de hueso colorado, aquellos que aseguran que así se hunda el barco, como la orquesta del Titanic, no dejarán de tocar, el dirigente que perdía una elección se iba a la banca con los apestados, porque no había funcionado, pero lo que hoy está haciendo el dirigente nacional del PRI, Alejandro Moreno Cárdenas es todo lo contrario, prefiere crear un mundo aparte en el que sólo él se ve como ganador y engañador de otros dos mediocres dirigentes como Marko Cortés, del PAN y Jesús Zambrano, del PRD.
El problema con la alianza Va por México es que los madrazos que antes se podían dar a los opositores ahora ya no se pueden dar porque son “aliados” e incluso criticar a perfiles que trabajan en la 4T es darse un balazo en los pies porque gran parte de políticos del gobierno federal militan y se crearon en los partidos que ahora se dicen ser la oposición.
Por otra parte, no debemos olvidar aquellos perfiles que no fueron creados por papis o mamis como los hijos de los políticos actuales que ahora ya se ostentan como funcionarios públicos y políticos. Aquellos perfiles que surgieron de abajo, del pueblo, de las colonias pobres, del barrio, porque son ellos los que aprendieron a buscar y abrirse caminos, en cambio la oposición de ahora se limita a quejarse de situaciones que ellos mismos provocaron; son ignorantes, desconocen su propia historia como partidos; mientras otros más cínicos tratan de engañar al pueblo levantando la mano de aquellos a los que alguna vez acusaron por delincuentes.
La oposición que hoy tiene México es patética, por los líderes inútiles que se niegan a dejar el cargo, tanto en el ámbito federal como en lo local, tanto en el PRI como en el PAN y el PRD. Una oposición que como Ricardo Anaya buscaba actuar acercamientos con la gente y los barrios populares; una oposición hipócrita como Alejandro Moreno diciendo que el periodismo se mata de hambre; un Marko Cortés cuyas mentiras se notan como tal a leguas; y un Chucho Zambrano rancio y casi momificado en la política antigua, no tienen mucho que aportar a una oposición seria, responsable y real.
Sin duda, como en otros gobiernos, hay cosas que no están funcionando con AMLO, pero gracias a esta patética oposición, inculta, ignorante, soberbia, apestosa, necia, aferrada al privilegio, el presidente de la república tiene el camino limpio para seguir como va, y los intentos por hacerlo tropezar lo único que hacen es fortalecerlo, porque no hay congruencia, no hay estrategia, no hay inteligencia. ¿En serio esa es la oposición que merece México?
