La operación cicatriz

La operación cicatriz

POR: EL PEQUEÑO TIMMY 

Cuando llegué al escenario político, ya existía el término “operación cicatriz” que sabrá Dios de dónde viene pero todos entendemos como esa actividad para limar asperezas entre contendientes que compitieron dentro de un partido político por una candidatura, con el objetivo de evitar fragmentaciones, por lo que se  trataba de “dividir” bien el queso para que todos le entraran a trabajar a las campañas políticas.

En pocas palabras, era una especie de “lástima Margarito” ya será en la próxima, o algo así como: “no fuiste tú pero ya casi lo eres, a la siguiente segurito te toca a ti”, obviamente esto se da en elecciones en dónde se sabe que hay posibilidades de ganar, en los lugares dónde poner un candidato o candidata nada más era para cumplir con el requisito, ni quien se peleara por abanderar al partido. 

En los tiempos antiguos, cuentan las malas lenguas, que el candidato o candidata que resultaba de la contienda interna, buscaba a los contrincantes perdedores, les ponía pomada, les amarraba un trapito y hasta les daba una paleta grandota, de esas de colores, para que chuparan y la sonrisa les regresara al rostro. 

Ahora todo parece indicar que es más complicado; sin embargo para los dos precandidatos entre los que seguramente saldrá el nuevo o nueva gobernadora, parece que la operación cicatriz les ha resultado y avanzan hacia la unidad de los partidos y militancia que los apoyará en la próxima contienda del cinco de junio. 

El precandidato único de Morena, Julio Menchaca Salazar ya se reunió con Cuauhtémoc Ochoa Fernández y con Abraham Mendoza Zenteno, los dos adversarios (hombres)  que más cercanos tuvo en la contienda interna de Morena en la que participaron 52 aspirantes. La operación cicatriz es de gran importancia con algunos perfiles con otros como el de Rufino Léon Tovar, personaje gris y parco en la política hidalguense es pérdida de tiempo, así se ha visto con sus intentos fallidos de ser mirado por el senador Menchaca. 

Por su parte la precandidata de la alianza “Va por Hidalgo”, Carolina Viggiano Austria, parece ser que ha conseguido la operación cicatriz con el gobernador de la entidad Omar Fayad Meneses, que aunque nunca se pronunció en contra de la política hidalguense sí tuvo un desencuentro con el dirigente nacional del PRI Alejandro Moreno  por la forma en que fue entrega la precandidatura. 

Y como diría la voz popular “una vez que se llega a la cabeza, los pies solitos caminan”, porque lo que en su momento dijo Viggiano Austria y con suma razón “a mi nadie me inventó” ahora comienza a tener mucho sentido. Mientras tanto, en Mineral de la Reforma el presidente municipal que también era aspirante, se quedó en la banca así sin más. 

Son tiempos difíciles, y esta contienda por la gubernatura será entre dos contrincantes, un hombre y una mujer. Ya que el tercero en discordia no tiene ideología ni conciencia política, se sirve de cuańto partido puede, se despacha con la cuchara grande y se marcha de la contienda como el perdedor que siempre ha sido, como la rémora que no le queda más que alimentarse de forma parasitaria, aunque quizá ahora sí tenga la oportunidad de hacer algo bien por la ciudadanía al sepultar a un partido que como hijo pródigo lo vio regresar.

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